¿Cuánto ha cambiado el Cerro Condell?

De un tiempo a esta parte el cerro ha ido transformándose, lo que ha sido propiciado también por un cambio de administración y enfoque en lo administrativo. El equipo permanente de guardaparques es solo una parte visible. Reposición de especies por otras nativas, delimitadores, reconocimiento de humedal y, por cierto, reglas conocidas, son parte de este necesario cambio en el cerro parque.

Relatos de principios de siglo XX hablan de épicas peleas a torso desnudo, a la par de una comunidad que horrorizada debía proseguir su paseo por aquel descampado. Hoy las incivilidades, a pesar de esas reglas existentes y publicadas, siguen existiendo y, lamentablemente, se pronostican otras. ¿Cuánto ha cambiado el cerro? no será la pregunta que guíe eso que varios etiquetan como “tradición”. Porque quien ya está pensando en subir con carne, parrilla y pala para hacer fuego en el piso como cada año -su tradición- asume que otros tendrán que hacerse cargo de su deseo.
Cientos de personas han participado y lo siguen haciendo para intentar mantener el cerro, voluntariamente. En una época donde lo más valioso es el tiempo, muchos lo dedican cada mes a apoyar labores de resguardo, aún cuando las toneladas de desperdicios parecen no dejar de aparecer. Se hacen cargo.

Las autoridades son clave al momento de avalar -o no- lo que está permitido. Fueron autoridades las que aprobaron la ordenanza vigente, de hecho. ¿Cuánto ha cambiado el cerro? debería ser una respuesta simple de responder para autoridades que han debido trabajar y aprobar muchas de esas nuevas reglas que hoy para el señor de la carne, parrilla y pala pueden ser sorprendentes y hasta “injustas”.
Así, luego de estas fiestas patrias y con el apronte de esta semana, entenderemos lo que debemos volver a encontrar en el cerro el martes. La señalética rota, las botellas quebradas, latas por la borda, los restos de fogatas y los rayados ya dan pistas de lo que será esta nueva “fiesta”. En este marco, las autoridades podrían partir por asumir la nueva condición de parque e intuir que el tiempo de “tierra de nadie” se acabó y actuar en consecuencia.

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