Las rutas de la muerte en el Maule: neurocirugía

¿Es la Región del Maule una de las más seguras del país? Esta afirmación que he visto compartida por varias autoridades regionales, parece confrontar la realidad de las últimas horas, donde hay consternación al descubrir la fragilidad en atención a infantes con urgencias neurológicas o urgencias infantiles en general. Más allá de la inseguridad médica, los 8 lesionados en aquel siniestro vial –donde se incluye la emergencia del infante con necesidad de neurocirugía– volvieron a insistir en este primer mes del año en la precaria seguridad vial de la región. Esos 8 lesionados no son infrecuentes o casos atípicos, dado que aquella ruta que conecta Talca con la frontera Argentina es una de las de mayor siniestralidad en la región. No debe ser novedoso para nuestras siempre atentas autoridades, ese nefasto ránking de las Top-5 en siniestros viales, con y sin resultado de muerte, donde la CH-115 tiene un sitial destacado. Aunque digo Talca y digo Argentina, la verdadera afectada es la comuna de San Clemente, entre otros motivos por el impacto directo de Talca en su expansión. La siniestralidad vial es uno de los costos a pagar por aquel crecimiento inorgánico, como en Curicó lo saben Sarmiento, Zapallar, Los Niches y Tutuquén. Así las cosas, no me queda tan claro que la alcaldesa de San Clemente esté tan de acuerdo con aquella afirmación inicial. Deberían empatizar con ella todos los ediles que colindan con la Ruta 5 (autopista), con la J-60 (Mataquito Norte) y con la L-30-M (hacia Constitución). Esto lo detallamos latamente en el libro Una Ciudad Ciclista, donde también expusimos el dato que quizá explique parte de la inacción: tanto en siniestros viales con o sin víctimas fatales, Talca no se lleva el primer lugar. En 2022 “le tocó” a San Javier, en 2023 a Curicó…

¿Nos consterna como comunidad regional tener que llegar a esto? No estaría tan seguro, sino tendríamos acciones bastante más decididas que esta dinámica de brazos caídos donde parece no haber mayor interés en bajar las cifras que nos llevan a competirle a la Región Metropolitana en mortalidad en el tránsito. Somos sólo víctimas impotentes en esta tragedia griega donde el Dios Auto juega con nuestros destinos. ¿Lo somos? ¿Nos importa realmente o es un interés circunstancial?. En 2023, en el peor temporal de los últimos años hubo sólo 2 muertos, mientras que, en los mismos días, sólo en un siniestro vial murieron 9 personas en San Javier. Así de brutal. Debe haber sido tema en las sesiones siguientes del Gabinete Regional o del Consejo Regional en alguna de sus sesiones, suponemos.
Más que el absurdo de pedir una SIAT por comuna  –clásicos de campaña municipal– o un nuevo helicóptero regional ahora en modo ambulancia, deberían pedir reuniones con los mismos equipos de SIAT y SAMU, que a diario deben amortiguar la inoperancia de una orgánica estatal y privada que da todas las posibilidades para que la velocidad sea máxima y que el paradigma del automóvil no tenga cuestionamiento alguno. Así, pesa menos llamarle “accidente” a todo lo que pase allá afuera, incluyendo a niños e infantes. Entonces, sólo para tenerlo claro, ¿será la Región del Maule una de las más seguras del país?

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