¿Cómo será la ciclovía del Bypass de Curicó?

Entre tanto representante de la comunidad, en la última mesa pública donde participó ni más ni menos que el Director Nacional de Concesiones, esta pregunta obvia fue realizada. Sobran razones por las cuales era pertinente y obvia esta pregunta allí. De partida, por la fase del proyecto, ahora que esencialmente es sólo una idea donde aún no se ha puesto ni un balde de concreto. En segundo término, por las prácticas de movilidad de todo este territorio, intensamente peatonal y ciclista. Luego, por la obviedad de dar seguridad a esos ciclistas rurales y ciclistas deportivos –esos de la capital del ciclismo de Chile– que usarán la ruta. Por cierto, por turismo, aprovechando una nueva obra con paisajes bellísimos (o que actualmente son bellísimos). No incluiremos las razones más obvias aún, las económicas, en donde se incluye la reactivación, la capacidad de un proyecto amplio y vigoroso en mano de obra, en fin, todas las obviedades por las que hacer la pregunta era plenamente atingente y necesario. No hacer la pregunta, justificaría a esa gente quejosa que anda diciendo que toda decisión se toma beneficiando sólo al dios automóvil. Que no hay peso que primero no se evalúe con foco en el vehículo. Que el RS es proauto. Que hay connivencia pública al fomentar una y otra vez sólo una única forma de movilidad. O que habría una multimillonaria deuda histórica de obras con quienes andan a pie o en ciclos. Así las cosas, será cuestión de tiempo hasta saber quien hizo la oportuna pregunta, entre tanto preclaro e informado tomador de decisión.

Supongamos por un minuto que nadie hizo la pregunta. Habiendo encabezado la reunión dos Honorables Diputados, uno de tendencia oficialista y otro de oposición, ambos logran cubrir el amplio espectro de necesidades, anhelos y realidades distritales. Una de ellas: la gente se mueve en bicicleta por los caminos rurales. La otra, también factual: gente ha muerto, yendo o viniendo de sus trabajos, especialmente agrícolas y especialmente adultos mayores, en bicicleta. Varios cercanos deben estar viendo con amplia expectativa esta forma de conectividad, para salir en sus bicis clásicas, sin casco ni luces –recordar que el casco es exigible sólo en las zonas urbanas– entonces, ¿por qué no pensar, sólo por una vez, un proyecto que realmente beneficie a la comunidad y no sólo a los conductores de vehículos motorizados? Ambos representantes –como varios más en la mesa– deben haber tenido en la mano la cantidad de fallecidos durante este año sólo en siniestros viales, donde la velocidad es el gatillante central. Disculpen, ¿para qué era conceptualmente un Bypass? Ah sí: para llegar más rápido entre dos puntos. ¿El incentivo será entonces bajar la velocidad o aumentarla? Por más carteles antibicicleta, las bicicletas entrarán igual al bypass, tal como entran hoy a la autopista, información que el Director Nacional de Concesiones –así como la concesionaria local– debe tener más que clara como voz pública. Este año, uno de esos ciclistas que a diario cruzan la autopista, murió atropellado por un conductor de camión que conducía  drogado. La realidad excede a la señalética. Al pésimo diseño de autopista, se suma ahora la negativa de recuperar el puente cimbra, con la expectativa –suponemos– de que la gente logre volar –o nadar– de un lado al otro del río. Mientras lo intentan, la realidad seguirá superando a la señalética y la forma de lograr cruzar entenderemos cuál será.
Entonces, ¿cómo será la ciclovía del Bypass?

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