¿Diputados chilenos legislando con alcohol en la sangre?

Desayunándome, ayer oí de esto:
“El estudio desarrollado por la ONG Activa, y que tomó como muestra dos meses de los años 2010 y 2011, da cuenta de un aumento en torno al 50% en la compra de productos alcohólicos por parte de las distintas reparticiones públicas.
Así su directora, Gloria Requena, indicó que las instituciones que mayores recursos destinan a la adquisición de bebidas en base a alcohol son las Fuerzas Armadas, la Cámara de Diputados y la Presidencia de la República.”

— Vía Radio Bío Bío

Desde luego esto debió pasar colado comparándolo con los hechos históricos de ayer (movilizaciones, encuestas, etc.).

El gato de espaldas
Oí al diputado Mario Bertolini defender como gato de espaldas en Radio Bío Bío el gasto que realizaba la cámara, a través de argumentos falaces -desconozco si con dolo o ignorancia pura- basados en promedios, lo que pone supuestos tan burdos como que hasta la gente del aseo toma en el congreso. Desde luego usó el clásico argumento de los antioxidantes y “recomendaciones médicas” (recordé el argumento de Maciel para justificar abusos con “autorización papal”) .

Realmente sentí vergüenza al no oir siquiera un mínimo de sentido de responsabilidad de los mismos que hacen gárgaras restringiendo a la propia ciudadanía acerca de cuándo y cuánto deben(mos) beber.

Nadie restringe que pueda beber todo lo que quiera. Que sea un alcohólico o cocainómano si quiere serlo, en su casa y con su dinero. El punto de fondo aquí es acerca de la función -¿¿legislando con alcohol en la sangre??-, de los recursos públicos implicados y los esfuerzos por “transparentar” todo lo relativo a un trabajo de representación.

Tolerancia cero
La ciudadanía debería esperar que, primero, no se beba alcohol en entidades públicas —de igual modo que no se permite fumar, por ejemplo— y obviamente en segundo término pero quizá más importante aún, que los recursos públicos no sean gastados en alcohol.

¿En cuánto aporta al desarrollo del país aquellas compras?, ¿Se ve reflejado de alguna forma este tipo de compras con fondos públicos en algún avance además del de alcohol en la sangre?

Habrá despedidas, bienvenidas, cumpleaños, o las celebraciones que se quieran pero algo muy distinto es gastar recursos públicos orientados a servicios de alguna repartición particular con cargo al erario fiscal. De esto a que los fumadores liciten cartones de cigarrillos —o mejor habanos para subir el pelo— estamos a un paso.

De igual forma en como se nos registra aleatoriamente cuando accedemos en automóvil a alguna vía pública a través de alcotest, tendremos que hacer lo mismo a los representantes antes de que ingresen al congreso?, a las salas?, o a votar?. ¿El potencial de muerte de un conductor al entrar a una carretera con alcohol en la sangre, no es igual para los alcoholizados diputados que toman decisiones que nos afectan a TODOS?, ¿acaso con la edad la “tolerancia” al alcohol se mantiene intacta?.

Promoción país con cargo a quién corresponde
Es entendible que entidades de promoción del país tengan celebraciones, cenas, etc., pero por la misma naturaleza de promoción y difusión de empresas privadas (viñas, por ejemplo), este cargo sea asumido por las propias empresas que verán los frutos de esta inversión a futuro.

Ahora suena razonable que tanto el Senado como la Cámara de Diputados haya dado un “trato especial” al momento de definir lo que les competía en cuanto a la Ley de Transparencia. He enfocado este pequeño post a la Cámara de Diputados ya que son ellos los que definen el rayado de esta cancha y reciben ingresos públicos por ello, pero no desconozco aquí la responsabilidad de la propia Presidencia (!) y el Ejército.

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