Feliz año China, ¿felicidades Curicó?

¿Por qué no hemos agregado en la agenda anual la celebración del Año Nuevo Chino en Curicó?
Este 2 de febrero es día de fiesta en ese lejano país, pero que cada vez está más cerca nuestro. Luego de varias jornadas de vacunación algunos dirán que más que cerca, con Sinovac ya están dentro. Sea como fuere, en millones de mesas del nuevo año 4719 por allá, cobran sentido las intensas jornadas a miles de kilómetros por acá en esta comarca lejana, gracias a que las cerezas se han convertido en un símbolo de éxito, prosperidad y status. Sin olvidar la importancia del color rojo en aquella cultura.

Estos festejos asociados a la luna -año nuevo lunar- duran varios días, finalizando el 15 de febrero con el Festival de los Faroles. La adopción de la práctica de regalar cerezas en esta fiesta -como gesto de cortesía y prosperidad- abrió la incremental necesidad de lo que se ha convertido en oro rojo puro. Así, más del 80% de las cerezas que exporta Chile, van a mercados chinos. Curicó lleva la delantera en ese porcentaje, sumando en su avanzada local al mayor exportador de cerezas del planeta.

Por suerte este año no se han visto las escenas de bloqueo de containers ante supuestas detecciones de covid en envíos -fake news locales allá- ni nada parecido. En ese aciago 2021 se esperaba romper récords históricos. No fue así: el duro golpe aterrizó las estimaciones desde US$2.500 millones a US$1.800 millones. Año Nuevo, números nuevos. Al finalizar esta temporada sabremos si efectivamente ese anhelo se concretó en este 2022. Así las cosas y sumado al precio del dólar, muchos tendrán suculentas razones para celebrar este significativo día. Las preguntas son bastante obvias: ¿Cuánto de esas utilidades quedarán en Curicó realmente? ¿Cuánto de ese oro rojo logrará impactar en el desarrollo de Curicó y la provincia?.

La cereza como producto, se suma al devenir de la comarca, tal como lo es la uva y el vino. Sin este evento anual (Año Nuevo Chino), la cereza sería una más del set de frutos que exportamos año a año. Lejos de eso y al igual que en el caso del cobre, China es primer comprador. Seré más directo: la fruta es también cultura. No es novedosa esta disquisición si vemos el caso de la uva, junto a sus procesos hasta el producto final y cómo moldea también lo que hacemos. Quizá sea tiempo de internalizar el papel que nos cabe como jugadores de la liga mundial de la cereza y cómo eso (nos) impacta. Por cierto, más allá de algún símil de “la fiesta de la vendimia” de la cereza.  Por ejemplo, en noviembre del año pasado llegó el primer container con cerezas a China: 185 cajas con variedad Brooks, una variedad desarrollada por la Universidad de California. ¿Qué variedades estamos desarrollando en nuestras universidades?. O en logística de exportación, el aeropuerto de carga tan anunciado en 2019, quedó en eso, en un anuncio. En tal deseo, estimaban que dos de los eventuales participantes del proyecto podrían ser Arabia Saudita y… China. ¿Qué oportunidades estamos abriendo en logística para mantenernos en la liga mundial? ¿Dónde debería estar ese aeropuerto?.

Jugar en las grandes ligas tiene sin duda muchos beneficios y oportunidades, pero también compromisos por asumir. Ojalá entre los propósitos del nuevo año 4719 se incluya el de la sustentabilidad, para que en algunos años cuando miremos hacia atrás lo hagamos con el sano orgullo de haberlo hecho bien. Así, podrán celebrar allá y también podremos celebrar orgullosos por acá.

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