El costo de la voluntad

Cuando afectan a nuestra familia o entorno cercano algún problema médico, suele emerger la preocupación y los cuestionamientos que todo problema de salud trae consigo. El asunto cambia o mejor dicho, se agrava cuando quien sufre es un niño. Imagino las angustias que hice pasar a mi familia durante las largas noches de asma en mis primeros años, la que por suerte acabó.

En el último tiempo tres niños con dificultades médicas han aparecido y en su sufrimiento no solo han mostrado el valor de la salud, sino que también han dejado en evidencia la relatividad de los sistemas de apoyo ante este tipo de eventualidades, las diferencias en el actuar y desde luego todas las falencias y carencias del sistema.

Felipe
Felipe necesita un nuevo corazón, que a meses aun no puede tener. Se intenta presionar públicamente a cualquiera que calce con el perfil de donante como ya ha sucedido con una familia que argumentó motivos religiosos para negarse a la donación. Si, a pesar de poder entregar vida, con la misma libertad de dar, la de no dar se ha usado. Si, lo del amor al prójimo no basta. No obstante, acabo de leer que nuestro sistema no tiene registro de donantes. Recuerdo cuando cambié mi cedula de identidad que se me preguntó si deseaba ser donante, dije que si, pero ¿de qué sirvió si mi respuesta es prácticamente inexistente?. A fin de cuentas, el cuerpo de un muerto y todo lo que contiene y se haga con él dependerá de la voluntad de la familia o cercanos. La voluntad de dar vida o continuarla.

Emma
El caso de Emma, fue favorablemente distinto. Los buenos oficios en los primeros minutos de la emergencia y el rápido transporte lograron que el trabajo posterior para obtener una mejoría fuese exitoso. Emma vivió. La voluntad en este caso hace que nos cuestionemos si en algo tuvo que ver que uno de sus progenitores fuese Ministro de Hacienda. En fin, el resultado final hace obviar los medios para lograrlo. Una vida a salvo lo merece. No obstante…

María Ignacia
Los padres de María Ignacia luego de rescatarla de la piscina, la llevaron al Hospital de La Calera. A pesar del pedido de un helicóptero por parte de sus padres, solo apareció a la media hora una ambulancia. Finalmente llegó un helicóptero de Carabineros, el que tendría como fin del viaje el Hospital Naval pero la nubosidad no permitió aterrizar. La niña llega luego de cuatro horas a Santiago, en vista de la imposibilidad de aterrizar. María Ignacia muere.

El problema de la voluntad
El problema de la voluntad es que depende de quienes tengan la opción de ejercerla o no. Mientras la salud dependa de la voluntad de otros, tendremos que atenernos a encontrar de buenas a quien nos atiende, a caerle en simpatía y, en el peor de los casos, tener que aguantar todo lo que quien deba tener aquella voluntad, en pos de una solución. Mientras nuestras polìticas o procedimientos se basen en la buena voluntad y no en un estricto guión a seguir, verificable, medible, estandarizable, casos como los de María Ignacia y Felipe seguirán ocurriendo.

Tenemos aviones, helicópteros, barcos, tanques y un sinfin de infraestructura que probablemente no tendrá mas apariciones que en una hoja de inventario antes de que por depreciación se vendan por chatarra. ¿Por qué no unir fuerzas y proteger a la ciudadanía con esos recursos? ¿a caso no tenemos 17 helicópteros como para un plan de emergencias médicas por región o la oxidación en hangares es el mejor uso para ellos? ¿tendremos que depender de las voluntades para proteger a quienes tienen en juego su vida?

Me pareció fantástico el operativo que llevó a un feliz término la situación de Emma. Enhorabuena por la coordinación milimétrica y atención de clase mundial. ¿por qué no definir como procedimiento permanente en caso de emergencias?, si es muy costoso, ¿por qué no definirlo al menos para niños en peligro?

¿dejemos de depender de la voluntad y pasemos a depender de procedimientos conocidos y validados?

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