Estacionamiento subterráneo, ¿la nueva era que se abre?

Veo sorprendido la interpretación que se le asigna a la construcción en Curicó de un Estacionamiento Subterráneo. Particularmente en el diario de hoy, un concejal expresa que un estacionamiento subterráneo es un proyecto futurista, que abre una nueva era de desarrollo para Curicó. Si, tiene trasfondo electoral, pero seré bien pensado y analizaré la medida como tal.


Foto por ArsDj

Según el indicador expresado en la entrevista, en horario peak –si, peak, no pick- supera fácilmente los 20.000 vehículos en circulación.

Teniendo en consideración que la construcción “futurista” entregará 300 estacionamientos nuevos, el impacto será bajísimo. Con un cálculo rápido y considerando que el problema es el centro de la ciudad – Camilo Henríquez, Alameda, San Martín y O”Higgins, en total 49 manzanas- , la medida equivaldría a que las 128 cuadras “estacionables” de un promedio de 120 metros cada una (4352 automóviles de 3,5m estacionados en total), vean que el espacio aumente en los 300 autos anunciados, o sea, es como si se crearán cerca de 9 cuadras estacionables más para agregar a las 128 que ya existen en el centro.

En una ciudad relativamente pequeña como Curicó, en donde la locomoción pública a pesar de ser desordenada es efectiva, debiese promoverse el uso de transporte público y bicicleta, ya que con este tipo de medidas, por el contrario, se fomenta el uso del automóvil y la emisión de contaminantes que invito a apreciar desde el Cerro Condell a los actuales y candidatos a alcalde y concejales para que lo tomen en cuenta. Además, si fuesen responsables o mejor dicho, consecuentes, en promover el uso del automóvil , esto debiese ir de la mano con la mantención de calles, sincronización de semáforos, marcación de pasos cebra, mantención de señalética, por nombrar algunas.


Foto por c’ereunavolta

Ojalá que durante las próximas administraciones de la corporación municipal se propenda el uso de medios alternativos y construcciones en altura para dejar de hacer crecer la ciudad hacia los terrenos de cultivo, por más que la billetera de las constructoras quieran mantener esta práctica para maximizar su beneficio.

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