Cambio de sentido de calles en Curicó, un nuevo experimento.

Curicó vive desde hace algunos años el problema del niño en crecimento al que le quedan cortos los pantalones, medio estrecha la camisa y los zapatos ya dañan los pies. Como padres descuidados, cuando nos pilla el crecimiento no hay otra forma de actuar que no sea la reactiva, de gestión del caos, de tapar la gotera en pleno temporal en vez de revisar el techo antes del invierno.

La ciudad está quedando chica. Las calles estrechas que antaño fueron holgadas vías para peatones, caballos, carretas y uno que otro automóvil ya no dan abasto para el nivel de tráfico actual, lo que es comprobable por simple inspección. Si usted transita en un bus, peor será la experiencia. Para abordar el problema, se ha definido un nuevo sentido de calles cercanas al terminal de buses como se muestra en la imagen.

Problema central: el terminal en medio de la ciudad
Tal como un alcohólico no podrá salir de la adicción mientras no la reconozca, si seguimos tapándonos la vista sin aceptar que el problema de fondo es el terminal de buses en el centro de la ciudad, no daremos con la solución. Mientras el terminal siga ahí, el problema se mantendrá y todos los parches deberán intentar subsanar su impacto en el tránsito. Por cierto, a no desconocer que también el problema va aparejado de otras “distorsiones” como lo son la línea férrea y otros bloqueantes varios además del obvio aumento de automóviles en circulación. Ya pasaremos de ser la ciudad ciclista a ser la ciudad automovilista.

En la lógica de las promesas incumplidas, leyendas urbanas y falta de pantalones, nunca se concretó el traslado que supuestamente tendría el terminal al sector aledaño a la carretera. Por cierto, esto, en el fondo fondo, tampoco es un problema de tránsito sino de diseño país pero en una escala más local. La existencia de comunas dormitorio en los bordes también aporta a la densificación del tráfico. De alguna forma nuestros vecinos, usuarios del terminal, tendrán que llegar a su hogar. Por cierto, ni lo uno ni lo otro es abordado desde una visión amplia y todo pasa a parecer pequeños problemas inconexos con intentos de solución inconexas e inorgánicas. Sumémosle a la receta el desconocimiento técnico, populismo, periodos gubernamentales cortos y tendremos el perfecto caos.

Telecomandos: el mando a distancia desde Talca
Este cambio no ha sido definido en Curicó. La decisión fue tomada en Talca, en la Secretaría Regional Ministerial de Transportes. No tengo nada en contra de que el cambio pueda ser realizado por un equipo en Talca, París, Londres o incluso Santiago, lo que si nos debiese llamar a la precaución es que también desde Talca, mejor dicho, desde la misma secretaría han emergido cambios nefastos como la implementación de tachones en Merced y que finalmente debieron ser retirados ante la falta de visión, simulación y conocimiento en terreno del comportamiento vial. Ahí es donde se origina esta nueva versión del experimento.

Le llamo experimento ya que, para quienes hemos conocido la Avenida O”Higgins, hemos visto la serie de invo/evoluciones que ha tenido durante el tiempo desde incluso el tiempo de Feria Libre, una época de la que no se ha podido sobreponer del impacto negativo dejado en casas-bodega, veredas incaminables y pavimentos rotos, refrendado posteriormente por un terremoto grado 8.8 que vino a ser la guinda de la torta.


Mapa 0: antiguo dámero central de Curicó
(Colores representan el sentido de las calles)

En el inicio de los tiempos, esta calle era de doble sentido en toda su amplitud, que no era tanta en realidad ya que terminaba en los terrenos del antiguo Regimiento. Con los planes de modernización del ejército, deja de ser necesario un regimiento por lo que el paño de terreno pasa a ser un Mall -por cierto, en una transición polémica- que posteriormente conectaría O”Higgins con San José.


Mapa 1: Cambio de sentido O”Higgins entre Camilo Henríquez y Prat
(Colores representan el sentido de las calles)

El experimento anterior, dejó a O”Higgins, en el segmento Prat – Camilo Henríquez, con sentido Sur a Norte, intentando gestionar el caos generado en pista única para buses (que se formaría en ese segmento) y asegurando la entrada de los buses a Camilo Henríquez, la calle más ancha de la ciudad. Por cierto, quien haya intentado cruzar el nodo Camilo Henríquez O”Higgins sabrá el resultado del experimento. Pues bien, quedando entonces demostrado que este experimento no resultó -¿sino, para qué cambiarlo?- se opta por dar vuelta el sentido en ese segmento y además expandir el cambio en toda la calle, ahora desde Freire hasta San José, a la medida del Terminal (… y del Mall). Estamos impactando el tránsito de una ciudad por una empresa que no se hace cargo de su externalidad negativa, por si no fui explícito.

Este nuevo experimento ha sido focalizado en el “Par vial Rodríguez – O”Higgins”, no obstante -y como todo sistema- tendrá su ajuste en los bordes también, en donde veremos por ejemplo el impacto de dos calles con igual sentido y dirección como lo serán Rodríguez y Peña -que no aparece en los mapas informativos- ambas ahora de Sur a Norte. Otro ajuste previsible será el de la sobrecarga de Freire con impacto en el ya atochado cruce Freire Balmaceda. Desde luego también es esperable el reacomodo de rutas que entran-salen previo y posterior al terminal.


Mapa 2: Sentido del tránsito luego del cambio
(Colores representan el sentido de las calles)

(entre paréntesis: el colmo del pensamiento fuera del tiesto, sería que este cambio hubiese sido pedido con fondos de la compensación de recursos para el Transantiago como lo fue el nunca bien ponderado resbalín más grande del mundo, más conocido como el funicular a medias, obra de complejidad singular y que haría que el paradigma del transporte interurbano cambiara…)

No se malentienda esto como carga negativa ante cualquier cambio, para nada, el tránsito efectivamente es un problema en la ciudad y que debe abordarse, pero problema con diagnóstico erróneo puede tener una solución aún peor que el estado actual. Estudiar seriamente el transporte local a modo de plan -pero de verdad- mirando a décadas plazo y con enfoque integral puede ayudar más que intentos aislados de solución.

Ya no nos quedan variables…
Más allá de la aberración que en algún momento expuso un concejal -que ahora tendría ansias de alcaldía– que tiene como premisa que una ciudad desarrollada es la que más autos tiene sobre si (visión ochentera junto con la del concreto por todas partes), el nuevo experimento muestra la carencia de variables para poder ajustar el sistema, veamos la primera. No es tema para nadie motivar el uso de la locomoción pública o de bicicletas entendiendo las facilidades de una ciudad horizontal o el mote de ser la ciudad ciclista de Chile. No: todos debemos tener y andar en automóvil aún en distancias cortas. Vale decir, nuestras autoridades asumen bloqueada la variable de flujo o mejor dicho cantidad de autos en circulación. ¿Restricción vehicular?, menos.

Vamos por la siguiente. Por motivos de costo y planificación -¿tendiente a cero?- por más que se pida metraje desde borde de casas hasta el centro de ellas -por costo el ampliar calles- tampoco se puede considerar como variable a modificar. Por cierto, esto es casi favorable teniendo en mente el escaso interés por proteger el patrimonio y que ha sido patente por ejemplo en las sucesivas “mejoras” a la Alameda o construcciones céntricas que no respetan otra norma que la del presupuesto para construir. Segunda variable bloqueada, ancho de calles.

Vamos por la tercera. Ante la irresponsabilidad política, bloquearemos la variable de nuevas vías, circunvalaciones y otras obras que requieren aprobación y gestión de fondos a nivel regional o nacional. Esto ya son palabras mayores y ya hemos visto la velocidad de avance, por ejemplo, de la circunvalación prometida. Que decir de otras obras. Tercera variable bloqueada.

Sólo nos quedarían 3 variables susceptibles de modificar: cambio de sentido de calles, señalética y la variable sorpresa.

Referente al sentido de las calles, cabe mencionar que es la forma más compleja de intentar equilibrar el tránsito a un estado deseable, ya que se modifica lo más esencial del sistema y, como todo buen sistema, podremos tener alguna idea de cómo logrará el equilibrio pero nada asegura que la perturbación sea más exitosa que el equilibrio actual. Somos humanos, excedemos las simulaciones. Ojo con este punto, ya que abrir la puerta a modificaciones puede llevarnos no sólo al caos, sino a un permanente intento de reparar el cambio anterior, con consecuencias aún más nefastas.

En cuanto a la señalética, mejor dicho de plano, la semaforización, es un arma de doble filo. Ciertamente pueden ser un aporte sobre todo cuando el despliegue en red es sincronizado o mejor aún cuando es dinámico. El borde peligroso es el de la velocidad del tránsito ya que por dar más dinamismo en una calle, las calles circundantes deben asumir el costo. Vale decir, llenar de semáforos es un absurdo por si no lo asumimos aún.

Por cierto, cabe recordar que la ciudad más evolucionada no es la que tiene más semáforos, sino lo contrario. ¿Es que una máquina puede reemplazar el entendimiento humano? no me respondan por favor :-)

La variable sorpresa, tiene que ver con la zonificación, esto es, definir por ejemplo un conjunto de anillos teniendo como centro la plaza de armas para luego crecer entorno delimitando zonas y privilegios/condiciones/incentivos para poder ingresar. Como tiene costo político, no es opción factible.

Difusión y aplicación del cambio
La fuente oficial de información -que suponemos es curico.cl como web municipal- despliega en un lugar secundario los detalles del cambio y, viendo en detalle, se aprecia que el copy paste del comunicado ni siquiera fue leído antes de ser publicado. Haga el ejercicio de ingresar desde portada, intentar ubicar la información y una vez hallada, intente leerla racionalmente. Intente llegar a una conclusión

El cambio va si o si y eso queda consignado al ver las flechas con nuevos sentidos ya pintadas en las calles. Por cierto, este cambio aún no se concreta (pasará el 14 de febrero, so lovely), por lo que quienes no conozcan la ciudad -ej.: turistas en vacaciones!!!- se enfrentan al riesgo de creer en lo que ven pintado, exponiéndose a accidentes en base a una interpretación dispar de la realidad.

Como decía arriba, el problema debe abordarse y experimentar es positivo, de acuerdo, pero también con monitoreo, verificando en terreno cómo se comporta el tránsito, si se logra el objetivo -¿únicamente que el terminal sea feliz?, ¿es claro el objetivo?, ¿compartimos el objetivo?- o el impacto negativo que pueda tener (sobrecarga de Camilo Henríquez, sobrecarga de O”Higgins, choques en nuevos puntos, nuevas congestiones, etc.). Esto no es un monumento fijo, es un sistema, vivo, donde interactúan agentes que tendrán un nuevo comportamiento y deberá ser analizado, no es la entrega de una obra que inmóvil no impactará a la ciudad.

De las palabras a las obras: el verdadero homenaje
Hace algunos días se realizó un homenaje a Sandra Jirón, arquitecta encargada del municipio y también secretaria ejecutiva del PRES Curicó, plan que a mediado plazo tenía fijadas obras priorizadas por la comunidad para su ejecución y que debiesen estar construidas en 2014. El mejor homenaje póstumo, más allá de diplomas y discursos, será tomarse en serio el urbanismo y diseño de ciudad. De paso, que quienes rindan homenaje se comprometan con hacer realidad el Plan de Reconstrucción.

Como sea, no veremos las consecuencias reales hasta marzo. Recordé febrero del 2007. Esperemos que no sea un presagio…

Actualizado
Jueves 13

Redefiniendo el tránsito a nivel conceptual
En un derroche de creatividad y con el loable objetivo de “entregar mayor espacio a los conductores para transitar de formada adecuada por las calles céntricas de la ciudad” se ha quitado la prohibición existente de estacionar en algunas calles. Pareciera que, si a una calle de dos vías se le bloquea una -por ejemplo estacionando automóviles- en vez de dar mayor espacio para transitar, se logra lo contrario. Esto ya no resiste análisis racional.

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