De la misma piedra al mismo asfalto: Curicó a la Fórmula 1

El miércoles no fue un buen día. Perdimos un semáforo y horas más tarde un Kiosko, luego de un intenso choque –con atrapados incluidos– en el megaproyecto Freire Alessandri a la altura de Yungay y después un megacamión sacó de cuajo él reminiscente local en la esquina de O’Higgins con Montt. Algunas cuadras más allá, en O’Higgins pero con Argomedo, ya van dos semáforos a la cuenta de esos sendos megacamiones que transitan por las calles del centro. Todo esto pasa mientras discutimos acerca de la seguridad como gran tema, sin incluir la seguridad vial con miles de muertos por año y teniendo plenamente vigente –acá– a un conductor o conductora en fuga desde hace un par de domingos, luego de arrollar a don Manuel y su carrito, precisamente en la misma esquina de Freire con Yungay. El carrito de don Manuel sería testigo -además de la injusticia hacia su dueño, que sigue abierta- del nuevo choque, siempre sorprendente para aquel bien acotado límite de 40km/h. Tropezamos con la misma piedra. ¿Tropezaremos con el mismo asfalto? Aún sin lograr la firma del alcalde –quien señala que no lo recibirá mientras no haya un compromiso real con resolver los pendientes, algunos advertidos desde 2019– el megaproyecto de $20.000 millones ha sido el escenario habitual de decenas de choques, bien documentados por aquellas retorcidas rejas amarillas. La pista de carreras y piques nocturnos funciona como reloj, precisamente de acuerdo a su diseño y habilitación. Porque, ¿ese es el mensaje escrito en el concreto, no? Nuestra propia Autobann en medio de la ciudad.

Celebramos también la aprobación de otros 20 mil millones más para el otro autódromo, el de Circunvalación Norte, que también carga con decenas de choques y muertes de peatones y ciclistas. ¿Cuál es el mensaje que entregaremos esta vez? ¿”Corra como quiera acá también”?. Porque si hoy es mandatorio reducir la velocidad por el descenso de dos pistas a una, adivinemos que ocasionará entonces su aumento. Quizá, siguiendo el manifiesto futurista de Marinetti, sea la ocasión de transparentar esa sed de velocidad, mejorando Balmaceda y Rauquén para postular a un nuevo circuito de Fórmula 1. Curiyork devenido ahora en Mónaco. Dinastías no faltarían para emular a los Grimaldi. Algunos dicen que ya hay un homenaje a Grace Kelly en la Alameda. Volvamos al punto: ¿qué mensaje escribiremos en el concreto esta vez? Estamos a tiempo de prevenir un nuevo mega problema, escribiendo un mensaje sensato esta vez. A tiempo para dejar de tropezar nuevamente con la misma persistente piedra o, en este caso, con el mismo seductor asfalto.

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