Ahora sí: recuperemos estos puentes para Curicó, Los Niches y más

Entre todas las fragilidades que han expuesto los últimos temporales, se encuentra la de las pasarelas peatonales, inutilizadas en Curicó, Romeral, Rauco, Curepto y quizá la más recordada y sentida, en Licantén. Orgullo provincial e hito turístico. Antes de perder estas importantes conexiones, que a diario permitían la movilidad de cientas de personas, insistíamos acerca de lo importante que era confrontar aquella “creencia” acerca de “qué es un puente”.
En la actualidad dicha creencia bloquea cada intento por facilitar la movilidad cercana para peatones, ciclistas y la amplia gama de ciclos: si quieren un puente debe soportar primero vehículos de tonelaje. Aún pudiendo facilitar de forma ágil la vida a comunidades cercanas que no logran atravesar un simple río o estero, se prefiere ir por el carril caro y lento, de décadas incluso, por fondos que permitan antes de cualquier cosa ese anhelo vehicular. Diseño centrado en el automóvil. En ese deseo fueron varios los puentes invisibles que nos dijeron que recuperarían o construirían: el recién caído puente que unía a Curicó y Los Niches, el ferroviario que unió Curicó con Rauco por El Duraznito y por cierto los que nunca terminan de conectar Curicó con Sagrada Familia. Podemos seguir esperando por años si así lo desean, hasta que se instalen y luego –Dios mediante– se incluya una vereda o una ciclovía. Ese es su orden hoy.

La otra caída de la semana, la del gran puente inutilizado que servía de marquesina para ofertar promesas de campaña que se incumplieron una y otra vez, terminó de eliminar esa gran falacia visual, una tarea que los árboles silvestres ya habían concretado parcialmente. Quizá ahora quede más clara la necesidad de permitir vincular ambas riberas como antaño. No es que no haya pasado o se aspire a innovar: es que primero necesitamos que tenga 4 pistas y que el precio tenga a lo menos 10 ceros. Mientras logramos esos 10 ceros, que la comunidad siga viendo cómo se las arregla para cruzar. ¿Cuántas décadas pasaron para lograr esos $7.000 millones para aspirar a unir La Huerta con Villa Prat?
¿Qué pasaría si empezamos a pensar antes en resolver primero la necesidad de conectividad de personas y luego la de vehículos? Diseño centrado en las personas. Quizá nos sorprendamos al ver que esos 10 ceros no son necesarios para solucionar al menos en parte aquella necesidad, mientras aparece la multimillonaria cifra. En caso de no ser atractivo para el mercado de la construcción, una opción podría ser la definición de un pack que habilite al menos las cuatro pasarelas caídas y sume algunas más como las señaladas.
El nivel del agua bajará, tal como la prioridad e interés de la TV. La afectación de Talca dejará a las 29 comunas restantes en el históricamente conocido y despriorizado lugar. Las comunidades contaban con estas pasarelas o “puentes cimbra”, a tal punto que, por ejemplo en Dragones estaban dispuestos a arriesgarse cruzando por el puente ferroviario luego de la caída del paso peatonal. Hoy no hay ni puente ferroviario. Esos puentes de 10 o más ceros tendrán aún menos probabilidad de concretarse, luego de la priorización talquina. ¿Intentamos cambiar la creencia para lograr recuperar -ahora sí- esos “puentes” para Curicó y otras comunidades?

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