Súper Lunes: prepara tu bicicleta

Henos aquí, prestos para un nuevo día de realidad vial. Porque enero y febrero distan de aquel marzo que comienza a aparecer. Doy fe de que algunos vecindarios estuvieron con preocupación y acción ante esto y seguridad vial en general. Por cierto, también de aquellas acciones acometidas por el equipo de emergencia municipal el primer día hábil del año en ciclovías frente al recinto penitenciario. Concejales y concejalas hicieron lo propio alertando sesión a sesión zonas por revisar y mantenimientos pendientes. No serían los únicos: vimos pasar también ese sueño de más pistas que sabemos no mejorará nada. Pero como decía el señor en esa serie acerca de viajes en el tiempo: volverá a pasar otra vez. Sin acciones mayores de cambio no esperemos reacciones afines.
La voz regional ya nos anunció que podríamos llegar a esperar algo concreto en infraestructura ciclista, recién en 5 años más (2028). Esto no sucederá y podría apostarlo, (tienen mi correo). Así, lo real y visible sólo podrá venir desde la propia comuna. Disculpen mi nula expectativa regional y provincial, pero poco mérito hacen por lograr una imagen distinta. Cuando desciendan de sus cabinas climatizadas, para soportar los nuevos proyectos y sus consecuencias, varias de nuestras autoridades proauto deberán aceptar lo obvio: hemos seguido incentivando el uso del automóvil, contribuyendo peso a peso a aumentar la crisis. Como parte de la solución, ciclistas y peatones siguen bogando a diario, aún con viento en contra. Con bicicleteros destruidos por vehículos, con ciclovías destrozadas, bloqueadas o inconexas y el bocinazo constante. Con peatones que deberán soportar los nuevos desiertos implementados luego de podas bianuales y talas sin reposición, intentando no caer en la próxima vereda suelta por vehículos que ya las adoptaron como su estacionamiento.

Mientras que en Londres seguirá activa la especialmente habilitada superautopista para ciclistas y en Copenhague sigan aumentando los puentes para ciclistas y peatones, acá intentaremos continuar con el autoengaño de que este es un problema de presupuesto, a la par de enorgullecernos por esos 20 mil millones de pesos del megaproyecto, que se comió ni más ni menos que a la primera ciclovía del país -una de las primeras de sudamérica- en la plena capital del ciclismo de Chile. ¿Fue parte de la solución o contribuyó a aumentar el problema? ¡Que importa! Satisfizo la pulsión automotriz. ¿Cuánto cuesta habilitar una calle exclusiva temporal diaria para facilitar el tránsito seguro de ciclistas y peatones? Dos firmas. Sinceremos el punto: no se trata de dinero. Ciclistas y peatones seguirán aumentando. Bien por su contribución y mejor si es con una revisión previa, sobre todo luego de tiempo sin uso. Motívese. Si tiene la suya arrumbada al fondo del patio o es un colgador de toallas, revívala responsablemente, contribuyendo a evitar esta tragedia griega de final conocido.

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