Toque de queda en Chile. Lo único que faltaba.

En Colombia decretaron toque de queda para los jóvenes. A distancia no hablaré acerca de lo que allí sucede sino acerca de los creativos chilenos que casualmente ahora les ha dado por considerar cada una de las medidas tomadas por Álvaro Uribe (en el contexto colombiano) como guía de un maestro soteriológico venido del cielo. Varios temas se mezclan acá y por más que se quiera mostrar como una forma de corrección problemas concretos -jóvenes y adolescentes en malos pasos, delincuencia, accidentes de tránsito, etc.- tiene detrás a un Chile a medias que nos aparece a cada momento.


Foto por Sebastián Piñera

Siempre es interesante ver como quienes ya han sido jóvenes intentan moldear son su mano lo que deben o no vivir los jóvenes de hoy. Es como la típica frasecita que se oye a menudo que dice “la juventud ya no es como antes”, sin ponerse a pensar que la sociedad en general no es como antes y fundamentalmente por que quienes la esgrimen no han hecho mucho por evitar que suceda. Esto no es nuevo en Chile. Inclusive, desde que en gran medida los jóvenes aportaron a lograr el retorno a la democracia, los zorros de siempre con astucia se hicieron cargo cerrando la puerta a la renovación del aire. Por cierto, los mismos que ahora invitan casi increpando a la juventud a participar -hasta en funerales- a un bodrio de puñales y poder por poder.

Si aterrizamos el asunto, llegaremos a que el problema de que puedan encontrarse menores de edad en malas condiciones etílicas radica en la formación de cada uno de ellos. Ni el hogar ni el colegio fueron efectivos. Como sociedad tampoco lo fuimos. ¿Entonces quien se hace cargo? La salida de siempre suele pedir que por decreto todo cambie. El estado debe formar, debe evitar el consumo de drogas, debe pagar casas y las cuentas también. El estado debe permitir la evasión de todas las responsabilidades de los ciudadanos, incluso, la de participar en el mismo estado. Una evasión recursiva. En este cuadro, el toque de queda aparece como una posibilidad a evaluar, ya que como la presencia policial no es efectiva, el estado debe hacerse cargo también.


Foto por Miiiiila.

El toque de queda, como medida ante situaciones límite, puede ser analizado como algo razonable y necesario, sin embargo, los evaluadores de cuales son situaciones límite pueden hacer la diferencia entre una medida acertada o una quitada de libertad absurda. En el caso de Chile, creo que la alternativa sería la B. Ya hemos visto intentos por cerrar desde antes los locales de entretenimiento nocturno, cambios a la ley de alcoholes -si, como el de Cristi que benefició a supermercados en desmedro de locales de menor área– pero que en lo real, no logran mejorías, sino distorsiones como mercado negro de alcoholes a deshora, locales sin patente, etc. La otra cara del toque de queda es el reventón. Si no podremos salir desde tal hora hasta tal hora, ¿por que no quedarse durante toda la noche en una fiesta continua?. A no olvidar que Chile ya ha sufrido de esta medida y otras que limitan las libertades, por lo que ya tiene entrenamiento.


Foto por noventas.

Y bueno, el toque de queda no será más que una eventual medida impulsada por quienes aun creen que, como en el chiste alemán, se debe vender el sillón. Será en definitiva, igual de efectivo que expulsar del colegio a María Música. El llamado a la calma, es que en época de elecciones estas cosas no pasan. Puedo apostar a que no lo decretarán. Y luego de ella, para no agregar tensión a la olla, preferirán abstenerse aquellos que reciben un sueldo por decidir por nosotros.

(251)