Diputados en silencio

¿En qué se parece octubre de 2019 a septiembre de 2023?

Partamos por la obviedad: estamos frente a una situación emergente, no controlable, que sorprende a la institucionalidad y, valga recordarlo por si no es claro, a las personas que dan forma a aquella institucionalidad.
A diferencia de inviernos pasados, el asunto no ha sido un gran desastre -para el que no había preparación previa- y varias jornadas de reconstrucción: uno tras otro podríamos pensarlo en 3 tiempos distintos de desastre en el caso de este invierno. Posiblemente varios ya están dándose cuenta de que esto es distinto a aquellos soñados escenarios de catástrofe temporal -siempre útil para visibilizarse en vista de una próxima elección- donde algunos iban a estrenar las botas de agua nuevas o las palas aún con código de barras.
Entonces, reiteremos la pregunta acerca del parecido entre 2019 y 2023.
Escuchando la muy conmovida y verbosa escenificación de un diputado en una radio local, donde daba cuenta de un gobierno indolente, burocrático y que nunca llega a tiempo, recordaba aquel silencio sepulcral, aquel desconcierto, aquel pánico frente a lo desconocido que aquejaba a ese honorable cuerpo colegiado en Calle Pedro Montt en Valparaíso en 2019.
¿Qué salgo a decir ahora?
¿Qué respuestas tengo para este escenario que no conozco?
¿Qué cuña mando?
¿Hacemos el contacto con el medio regional o mejor esperamos unos días mejor?
Las protestas y el fuego atizado en la puerta no ayudaban a pensar mejor las opciones posibles.

Es un riesgo la sobreutilización del recurso usual de un temporal cualquiera. A la segunda vez, la comunidad ya comienza a inquietarse y sobre todo si aparece una tercera vez con desastre.
Ahora, la verbosa performance o los videos en terreno con musicalización de película de guerra de Vietnam, pasan a ser una mueca, una caricatura indolente frente a una angustiante evidencia: soy diputado pero en concreto no tengo poder.

¿Alguien recuerda el último impacto real de algún diputado del distrito?
Porque si no hay poder de cambiar algo en el territorio entonces quizá sí lo hay en lo legislativo. Si no hay en ningún lado, válidamente debemos preguntarnos acerca del sentido de las cosas. 
Pues bien, en proyectos tramitados de los 11 diputados y diputadas de la región, en estos dos años, logramos 6 proyectos que llegaron a puerto. En efecto, hay más diputados que iniciativas que lograron concretarse. Sumemos entonces este tercer silencio, el silencio legislativo en este caso: contador en cero para el muy preocupado diputado.
¿Es este un problema del destemplado diputado?
¿Es un problema institucional donde finalmente nadie decide o concreta?
Empeoremos el escenario: aquellos 6 proyectos no son tales, pues hay uno que se repite. Como dios es guionista, el atípico triunfo legislativo versa acerca de “aprovechamiento” de aguas.

¿Es tiempo de radio o es tiempo de aquel “prudente” silencio ante lo desconocido?.
Varias ciudades alrededor del mundo en vez de comprometer esfuerzos en eliminar humedales, ampliar zonas edificables, modificar cuencas por más y más áridos, están en plena definición o implementación de sus Climate Action Plan (CAP). Parece no haber servido de mucho el envío del delegado a la COP en Cancún hace algunos años, porque seguimos yendo precisamente hacia el lado inverso, estresando más y más la variable medioambiental.
¿Habrá voz para esto que volverá a repetirse o será que es más popular llegar con una caja a “ayudar” que anticiparse a resguardar ciudades completas?
¿Qué es lo que las leyes han contribuido a desencadenar hasta hoy?

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