No caigas Lio

Lio, vi el partido de ayer. A los 22, luego a los 21 y luego a los 20, dos expulsados recién al primer tiempo. Es parte de las reglas, de un juego, por que el fútbol es un juego, un juego que crea espejismos de triunfo hacia el espectador, mientras detrás los señores de traje se llevan los frutos de esa escenificación.

Acá, en Chile, los nuevos ricos del fútbol celebran de forma desaforada el espejismo. En efecto, la Roma hoy no es la sombra del imperio que fue, pero, que de este lado de la cordillera asumamos que en un año cambiaron 100 de un plumazo, es también caer en ese espejismo.

Lio, esto es un juego y sobre este juego, un espejismo y una industria. No vale la pena darle más vuelta a los que obvian el desarrollo de un juego de equipo intentando cargar toda la responsabilidad en un integrante. Estamos en un continente que de tantas tristezas un destello de alegría deportiva, hace creer que dejarlo ir es dejar de ir la vida. No lo es.
No es tu culpa, no fue tu culpa.

Muchos tendrán motivos en tu país para levantar un chivo que expíe sus pecados. Por lo pronto para la AFA será una gran noticia tu renuncia. Por este lado, a pesar de tener una copa, la ANFP sigue con sus pendientes también tras la conveniente sombra que generan las luces del nuevo trofeo. La FIFA, esa máquina real también sigue con cuentas pendientes.

No fue necesario llegar a simular faltas, intentar fingir penales, alejarte del espíritu deportivo por intentar responder a una expectativa que nace de un espejismo. Aquí nadie ha muerto. Los idiotas en Chile y en Argentina seguirán alimentando el chovinismo mientras los otros seguirán avanzando encontrando futuros comunes. Los dos equipos entregaron lo mejor, uno ganó.

Aquí nadie ha muerto, no caigas Lio.

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