Consejo abierto, corporación abierta

Para quienes han seguido la microfísica de la situación en que se ha transformado la definición de directores de la Corporación de Fomento Productivo de Curicó (CorPro), posiblemente han puesto el foco en lo que pareciera ser un deseo con nombre y apellido para el directorio desde la Alcaldía. Irrefrenable deseo. No me quiero referir a eso, sino a un problema que parece que subyace a la discusión. Asumamos antes de continuar, que tener esta corporación tiene sentido, que tiene una visión fundamentada, proyección, en fin, asumámoslo. 

Luego de ver la sesión de concejo, pareciera que “no hay gente” disponible. No deja de ser interesante el problema, ya que, de la misma sesión, sorprendieron los sorprendidos luego de la exposición de la CorPro. Les concejales, son ni más ni menos que nuestros representantes frente al Alcalde, quién también representa a la comunidad; no serán cogobierno –como le gusta recordarlo al alcalde de vez en cuando– pero tampoco se manda solo. Como fiscalizadores directos, la sorpresa de ayer era sorprendente oirla. Si quienes están sobre las gestiones de fiscalización en el día a día de la comarca no tenían claridad acerca de esta entidad y su devenir, malamente la comunidad podría estarlo, lo que sería plenamente consistente con la idea inicial: esa de falta de personas disponibles para hacerse cargo de eventuales directorios. Nadie se puede hacer cargo o desear participar de algo que no sabe que existe. ¿Quién compone la asamblea? 12 personas según se desprende de la exposición y un directorio de 5. Buscando hasta hace unos días, no encontré una web donde esto se expusiera, entendiendo que esta corporación tiene dependencia con la comuna y el municipio. ¿Cómo se ingresa? ¿Quién define aceptación? ¿Tiene límite de integrantes?. Para una entidad con más de 300 personas contratadas, con transferencias de casi $200 millones al mes desde el municipio, quizá sería deseable que algo de información estuviera disponible y accesible. En About no aparece mucho.

Tiene sentido que “no haya gente”. Pareciera que hay ciertos roles en la comarca que fueron creados para un conjunto acotado de elegidos y, al parecer, nunca pueden deshacerse de esos roles. Se encarnan en algunos, literalmente. Tal como en la lógica nefasta de “el que tiene mantiene” que dañó por décadas la democracia –y la que sin ley de fin a la reelección infinita todavía seguiría– hay instancias donde parece que estancar la chimenea es lo debido, hasta el llamado final de nuestro señor.
Ahora, ¿es realmente un problema que no haya gente?.

Parece no ser problema que “no haya gente”. Si lo fuera, ya habríamos visto ese aviso en redes municipales donde invitan a colegios profesionales, empresarios de diversos rubros, académicos del área y un amplio abanico de miradas que podrían estar dispuestos a participar en algo tan relevante como lo es el fomento productivo local… si hubiese apertura. Pero, ¿queremos apertura?.
Hasta ahora no vemos los avisos. Cuando los veamos podríamos pensar que si la hay.

Las corporaciones efectivamente pueden ser una palanca de desarrollo para las comunidades, que duda cabe. Pueden ser realmente un aporte en gestión y coordinación para no desconcentrar otros esfuerzos municipales. Esto exige que el estándar de funcionamiento también sea acorde al desafío y al fin público, desde su fundación, flujos, integrantes, acceso, fines y un largo etcétera. Incluso siendo puramente instrumental. Los irrefrenables deseos, en este marco, parecieran no tener cabida ante la mesura y nivel de impacto de entidades de esta especie. Evadir responsabilidades con un escudo que diga “ad honorem” enfrente, tampoco cabe.

Luego de la votación –creo que sólo decía “presentación” en la tabla– el alcalde estuvo al borde de decir que la no aprobación significaba frenar el desarrollo de la ciudad. “Claramente esto retrasa el trabajo que puede realizar la corporación de fomento productivo”, para ser precisos. 

Si no quería llegar a este punto y lograr destrabar esto, el tema debió subir antes en su propio escalafón de prioridades, sabiendo que sería tema. ¿Exceso de autoconfianza quizá?. Por si no fui claro con la idea anterior: este no es un problema de concejales obstinados. Ah sí, hubo una sorpresa adicional: un concejal fundamentó su no aprobación en el incumplimiento del propio reglamento. ¿Es que estamos llegando a ese punto, al de no respetar reglamentos?.
Insisto, el problema aquí no fueron los concejales, al menos no la mayoría.
Como sea, la jornada siguiente el alcalde priorizó una visita a Valparaíso y luego priorizó el tema de la toma y fricción con la DPP en portada de Diario La Prensa.
¿Esta corporación y su falta de integrantes ha sido tema priorizado por ejemplo en medios?, no que yo recuerde en los últimos meses.
Pero por si no queda clara la prioridad, ya en lo más operativo –y quizá parte de esa microfísica que quiero evitar– luego de la reunión de 31 minutos pedida a un minuto de comenzar la sesión, lo primero que hace el alcalde al llegar a la cabecera es consultar acerca del punto 4 al Secretario Municipal, diferenciando lo entregado a los concejales –donde sólo decía “presentación” de la Corporación sin necesidad de votación– de lo modificado que incluía el concepto “elección”. Pos si era tan prioritario, antes de firmar la Tabla debió leerla y pedir el cambio. Todo está en el video.
 
En fin, como parte de la comunidad que asume lo del primer párrafo como cierto, quedaremos atentos al llamado abierto, transparente y transversal que se haga para convocar a una corporación tan relevante para el desarrollo de la ciudad –como decía un concejal que igual aprobó, “todos los curicanos somos valiosos” (01:01:42)– nutrirla de fuerza y proyectarla en el tiempo.
Un buen paso podría ser transparentar a la comunidad aquello que, sin transmisión de concejo, capaz que tampoco sabríamos.

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