Primarias en el Maule: infraestructura oxidada a la vista

¿Es la desidia de las y los ciudadanos, la responsable de la magra cantidad de votos de esta elección primaria? Un ganador, quizá insuflado en triunfo, osó exponer esto como un punto clave para entender la elección. Seríamos nosotros, la ciudadanía, los adolescentes que no tenemos noción de la relevancia de la elección por la gobernatura regional. Interesante argumento.  Antes, para establecer el orden de magnitud que alcanzó lo del fin de semana, digamos que fueron cerca de 35 mil votos en toda la Región del Maule, los que representaron el 99.9% de votos totales. Si, este fue el resultado de las 30 comunas. La última elección por la alcaldía en Curicó sumó 40 mil votos. Ese fue el nivel regional, que no logró alcanzar siquiera al de la última municipal curicana.

En el caso del duelo biográfico por la alcaldía -para ir por el gobierno regional al menos se les exigió un programa a los candidatos- el resultado no fue mejor: 4.800 votos fueron el 100%. A modo de comparación comunal, esta cifra logra superar apenas los votos alcanzados por el pacto de RN en la última elección de concejales por Curicó. Si hay algo que celebrar, no será la cantidad de votos, la participación o la adhesión a esta actividad.

Una forma alternativa a la pregunta inicial, es plantearla al revés, ya no desde la supuesta irresponsabilidad de quienes no votaron, sino intentando indagar acerca de quiénes sí lo hicieron. Una de las críticas a esta elección fue que su realización beneficiaba simplemente a los partidos que podían por una parte medir su real fuerza (una primaria como encuesta pagada con dinero público) y, por otra, resolver sus problema de coalición (la primaria como una supuesta decisión comunitaria). De esta forma, podríamos suponer que quienes más interés tendrían en participar serían los integrantes de cada partido, los cercanos a cada candidato y los simpatizantes. Podríamos sumar, quizá, al grupo de fieles votantes -usualmente de tercera edad- que participarían de cualquier votación, aún en el marco de voto voluntario.

Ante la bajísima participación lo que quedó a la vista fue esa infraestructura que sostiene todo el sistema de partidos, los fierros oxidados que aún persisten. La base de cada partido, los simpatizantes fieles y una tercera edad que, quizá, ve en esto un recuerdo, la brisa de un pasado, en pleno inicio de la era de post-normalidad. ¿Es esto lo esperable en una república?. Si el mantra de que “los partidos son una pieza fundamental para la democracia”, fuese una creencia desde los propios partidos, habríamos visto intentos de renovación, de apertura de ventanas, de limpiar chimeneas taponeadas por años. Por el contrario, este sistema cerrado, hereditario y con altas barreras de entrada insiste una y otra vez en bloquear mínimos civilizatorios como lo son la iniciativa ciudadana de ley o en este último tiempo, la participación de independientes en el proceso constituyente. 

Decíamos hace algunas columnas que una importante carencia en esta elección fue la de programas, en especial por el cupo edilicio. Foco centrado en biografías y profundidad similar a la que podríamos conseguir mirando una paloma en la Alameda. Varios mamarrachos y listas de supermercado. Hasta copias hubo. Las faltas de ortografía habrían sido lo de menos.

Entre esta definición primaria y la fecha de elección final ojalá se logren potenciar los programas o, de plano, rehacer algunos cuyo evidente objetivo era dar respuesta a la carga obligada de un archivo en el sistema. La calidad habla por sí sola, aunque ya vimos que no era un predictor de éxito. ¿Algún mea culpa desde los partidos, “quizá”? Cerca de 400 mil personas votaron en el plebiscito hace algunas semanas, en nuestra región. Esta elección, en total, con suerte pasó los 35 mil votos. No logró siquiera superar la opción ganadora del plebiscito en Curicó. Pero podremos seguir pensando en que era un problema de marketing desde Servel mientras el óxido sigue haciendo lo suyo. 

Como en final de capítulo, con voz de locutor de serie en blanco y negro decimos: ¿Habrá logos de partidos para la próxima elección? ¿será este el final de la hegemonía UDI sobre RN en el Maule? ¿vimos (re) nacer a una concejala noventera? ¿con intermitencia eléctrica como constante en toda la costa maulina, podrá la energía aparecer siquiera en los programas? ¿habrá algún plan o lo excusaremos diciendo que se vota por personas y no por ideas de futuro? ¿Las demás provincias maulinas dejarán de subvencionar el desarrollo talquino en el rebaraje? ¿Tendremos que pedir un Delegado Presidencial para terminar el Funicular? 

Habrá que esperar al próximo capítulo.

Columna publicada en Diario La Prensa.

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