A un humedal de distancia

¿Cuál es el sueño que tenemos de ciudad? Me parece pertinente enfrentarnos a esa visión que podemos tener de ciudad, para aspirar a acciones en el presente que logren promoverla: ¿queremos una ciudad intransitable para todo vehículo, incluidos los de emergencia? Imagino que no, pero estamos haciendo precisamente lo contrario. El ideario que prima hoy, en esa visión, es la de el automóvil como eje de las decisiones y vemos que la priorización al menos en recursos públicos es consistente con esa visión.

La distancia que nos separa del reconocimiento del humedal del Cerro Condell es mental. Este bloqueo tiene relación con una supuesta vía vehicular que nos ayudaría a descongestionar la ciudad. Soluciones simples a problemas complejos, ¿qué mejor?. Más allá de la crudeza implícita en ese deseo -romper lo que sea por avanzar rápido en mi auto- estaremos de acuerdo en que meter más autos al centro no hará otra cosa que sumar más autos a esa zona. Disculpen, pero a veces los axiomas hay de verbalizarlos para dimensionar lo absurdo de algunas propuestas. Si: deseamos una nueva vía porque en nuestra intuición funciona, aunque en la realidad esto produzca sólo más congestión. En ese futuro, con calle construida y humedal destruido, nos daremos cuenta de que no fue suficiente y que tendremos que hacer una segunda vía, una tercera, quizá incluso vuelva la otra cantaleta inoficiosa de la restricción vehicular que, al igual que esta dichosa idea, funciona perfecto en nuestra mente hasta que vemos en la práctica (como pasó en cuarentena y con estado de excepción incluido) su inutil destino.

Este asunto, que parece medioambiental o de flujo vehicular, es desde luego un asunto político: hoy una autoridad política comunal debe proponer al humedal para lograr su reconocimiento oficial de parte de otra autoridad política nacional. Esa “idea” que mencionábamos -romper el humedal- fue también una definición política poderosa, plasmada en el Plan Regulador que, tal parece, sería tan pétreo como la roca que contenía la espada Excalibur en Camelot. Aún cuando sabemos que esa firme roca local puede cambiar de forma -vaya que si- nuevamente la distancia para lograr ese cambio vive en las posibilidades que queremos dejar existir: ¿nos da lo mismo destruir un humedal? Hasta ahora sí: nos ha dado lo mismo y el solo hecho de pensar en pasar una calle sobre él es la constatación del hecho. Los planos están ahí, aunque suene brutal.

¿Deberá el Cerro Condell, pagar el costo del humano deseo de un nuevo automóvil? La automotoras curicanas dan el mismo mensaje que se entrega a nivel nacional: recién por marzo podrá haber nuevas unidades. La cantidad de autos vendidos es tal, que ha llegado a niveles históricos, reforzando una vez más la obviedad: hay congestiones por todos lados por que hay más automóviles en todos esos lados. Las pésimas alternativas de transporte urbano privado, el bloqueo de nuevos actores como tranvías, la incapacidad de abrir rutas cortas en tren, las veredas flotantes y el asfalto en pésimas condiciones son parte del paisaje que promueve una vez más esa idea: debo tener un automóvil. El único freno al acceso, hoy, es la misma incapacidad de la automotora de no tener unidades disponibles, pero supongo que estaremos de acuerdo en que esto es, en el corto plazo, insostenible. Insisto: ¿deberá el Cerro Condell pagar el costo? No es para nada obvio que la respuesta deba ser “no”.

Hoy, el concejo municipal -alcalde incluido- vuelve a tener la oportunidad de hacer la diferencia. Ese espacio natural -dejado a su suerte por décadas- no es solo un bonito entorno, es un reservorio único y parte de un ecosistema que excede por mucho a las definiciones políticas de límites comunales, de Curicó en este caso. El Amazonas no es solo un asunto brasileño, es un asunto global. En el caso del humedal y el Cerro Condell en su conjunto también lo es, aún cuando un vehemente automovilista pretenda derrumbar el cerro por lograr su visceral deseo de tránsito. ¿Cuándo nos haremos cargo de este paraje natural? Siempre es un buen momento para comenzar.

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