Acerca del impacto ambiental del proyecto “Autopista Ruta 5 Sur, By Pass a la Ciudad de Curicó, en el marco de las acciones del Servicio de Evaluación Ambiental y su consulta ciudadana.
Lleno este formulario sabiendo que por una parte, es la forma de que el Estado demuestra su poder de modo biopolítico (estoy llenándolo, lo lograron) y, por otra, que es profundamente improductivo, ya que, en el mejor caso, cualquier escalamiento de un proyecto tan nefasto y dañino como este, tendrá su mejor oportunidad de análisis en una mesa con desafectados Seremis del Maule cuyos mejores oficios, en el mejor caso, están comprometidos con Talca y sus jefaturas santiaguinas. Pero si: continúo llenando este formulario ya que hay un daño profundo al ambiente, parte del que acabo de esbozar.
Porque cuando nos encontramos ante una conversación abierta acerca de nuestra institucionalidad, nuestro marco de lo posible y, en definitiva, de la República, situaciones como ésta sólo vienen a sumar un nuevo daño a este ambiente ya enrarecido.
Este proyecto no nace de una comunidad necesitada, como aquellos alcantarillados, APRs, asfaltos de caminos de tierra devenidos en charqueaderos en invierno y trumao en verano, miles de viviendas a las que no se tiene derecho, los puentes que cayeron y no reconstruyeron o las pasarelas peatonales (como la de Dragones) donde la gente se las tiene que arreglar para cruzar el río. Mucho menos veredas o ciclovías, como las que se extrañan en este proyecto. No.
No está en la lista del BIP. No.
Porque alguien lo priorizó y ese alguien no fue ni la comunidad ni los alcaldes, que no fueron escuchados. Entonces ¿quién fue? ¿Quién se salta la fila dañando este ambiente ya enrarecido?
No podemos saberlo.
Como es bien evidente que no le interesamos mucho al MOP, ni a Vialidad, ni DGA/DOH, entonces sabremos entender que no fue por ahí el inicio real, por más que en el papel se quiera afirmar que si.
Daña el ambiente el llegar con todo cocinado a pedir casas, campos, recuerdos familiares y sueños de futuro, carpeta en mano con resolución de expropiación. Daña el ambiente imponer en 4 comunas la voluntad y deseo de alguien que no sabemos quién fue, obligando a desalojar ante un beneficio que no es posible confirmar y frente a perjuicios que sí son posibles de confirmar.
Daña el ambiente meter en pleno terreno entre la curva de la muerte y el puente donde los autos quedan colgando, un híper-mega-proyecto que solo incrementará la siniestralidad en J-60, la tercera vía con mayor cantidad de siniestros del Maule.
Claro, conectaremos a esta Top-3 con la Top-1: la mortal Ruta 5. Como es evidente, teniendo un problema mortal en desarrollo, queremos conectarle otro.
Fig 1. Siniestros viales en J-60 según frecuencia.
Daña el ambiente que el Estado mandante no aparezca en los forzados eventos de supuesta participación ciudadana-cuando ya tienen todo cocinado- con MOP haciéndose cargo de este deseo, tercerizando en consultoras que se limitan a lo que ese mandante exige: haga un bypass y que el cielo se caiga a pedazos. Hicieron un bypass, efectivamente, sin importar cada metro por donde pasaron ni el impacto que tendrá en cada territorio. Pero hay un diseño y un presupuesto.
Daña el ambiente que nuestros representantes prefieran mirar al techo antes de salir a confrontar lo que repercutirá en cada una de sus comunas, distrito y circunscripción. Al contrario, como el proyecto cae del cielo enviado por un Dios desconocido, no se le puede modificar, lo que motiva a varios a aumentar el problema intentando enmendar el anterior con obras con igual o peor sentido (como una carretera por Balmaceda hasta Rauco).
Por cierto, ya hay un conjunto de alcaldes, alcaldesas y concejales que no estuvieron en el periodo anterior, cuando el mago saca del sombrero este proyecto. Varios de los actuales, no verán el proyecto en su periodo. Tal como varios seremis y ministros MOP, que ya perdieron de vista aquel inicio. ¿Quién queda al final? Efectivamente, como siempre, lo que queda es la comunidad que tendrá que padecer el manantial de creatividad. Veámoslo de una forma positiva: ya habrá pancartas listas para salir a protestar nuevamente cuando la mortalidad en ruta aumente.
Daña el ambiente el que no haya decisiones basadas en evidencia o en la pura sensatez. Siendo evidente que antes de romper 4 comunas e impactando a otras 4 más (J-60) se pudieron construir las caleteras de Ruta 5, los puentes de Sagrada Familia y Los Niches o completar de una buena vez la ruta de la costa, que ya sabemos donde está pendiente. Es interesante verlo a la inversa: por alguna razón romper 4 comunas tiene más sentido. ¿Para quién?
Pero quizá dañe más este ambiente ya enrarecido el desparpajo disfrazado de técnica, donde se opta por una ruta Poniente, sin justificar con rigor por qué se omiten diversas otras opciones donde destaca la Oriente. Quizá en el tiempo y con el daño ya declarado podamos unir las piezas y completar esta información que no calza, no cierra, no completa.
Y si todo este daño no fuera suficiente, empeora este ambiente dañado el asumir que nuevamente el Estado llega tarde. Porque quienes abrazan lo necesario de la obra, la señalan como un acuciante objetivo, el que sabemos que demorará años en concretarse. Así, lo supuestamente urgente y vital, no lo es, como podemos constatarlo en cada nueva jornada en que no existe y todas las que vendrán hasta que este deseo vial se construya.
¿Y cómo evitamos este impacto a este ambiente?
¿Cómo evitamos este nuevo daño?
Primero dando la cara. Con un MOP haciéndose cargo de sus deseos en terreno sin tercerizar el mal rato, consultando con las comunidades cuáles son sus verdaderas y legítimas priorizaciones, no las de una compañía privada, gremio o un privado específico con mejor llegada al ateneo metropolitano de las decisiones. Analizando y empatizando con quienes le dan sentido a su existencia: comunidades que efectivamente requieren de obras públicas que mejoren su calidad de vida y no lo contrario, forzando, estresando, expulsando, tensionando a la comunidad.
No espero nada de este formulario, expresión estatal de un poder biopolítico en ruinas, aún teniendo la certeza de que quien lea esto encontrará sentido en lo planteado.
Si para realizar una obra que afectará a casi una decena de comunas, áreas agrícolas, entorno natural y miles de ciudadanas y ciudadanos al año no tuvieron ni un minuto de escucha, menos importará lo que aquí se diga o escriba, ya con proyecto bajo el brazo y ansias desatadas.
En fin, tener sentido o razón sabemos que no es suficiente frente a otros intereses, menos en el Maule.
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