Fue interesante la mañana del martes desde lo municipal, ya que mientras que el alcalde desde sus redes nos notificaba que sería inflexible frente a los hoyos –”seguimos firmes” en el trabajo de reparación de las calles nos decía– a la par, ante la consulta por la pasarela que se llevó el río el año pasado en Dragones, el administrador municipal sinceraba que no estaría en este periodo y que en realidad había una muy baja probabilidad de reponerla. Le creo tanto al alcalde como al administrador municipal, porque ha sido lo que hemos visto. Muy posiblemente debemos estar llegando –capaz que sobrepasando– a las 100 aplicaciones de asfalto en la extensión de Colón camino a Tutuquén. Una, otra, otra y otra vez persiste el equipo del camión bacheador en el intento por cubrir los hoyos que no dan tregua. No es posible llamarles “eventos”, porque esto no es eventual o atípico, sino la constante que, aún siendo persistentemente cubierta, reaparece en cada lluvia o uso de camiones de alto tonelaje. Tiene razón el alcalde en cuanto a que no han bajado los brazos frente a los hoyos. Y el administrador municipal tiene razón en que lo más probable es que a nadie le interese aquella pasarela peatonal más que a los vecinos del sector, que deben cruzar por el puente ferroviario, aún cuando pase hasta el tren más veloz de sudamérica por ahí. Ahora, que tengan razón no implica que estén en lo correcto.
Hemos sido persistentes en pedir mantenimiento para ciclovías durante todo el periodo. Hemos seguido participando de todas las discusiones en torno a esto, incluso más que varias de las autoridades, por ejemplo, en lo que respecta al Plan de Ciclorutas y hemos conocido la indiferencia, indolencia, inoperancia, insensatez y desafección frente al formidable esmero, ahínco, perseverancia, persistencia y veneración automotriz, tal como lo expresa la gesta épica del camión bacheador y su equipo. No hemos sido los únicos en desventaja, varias narices de peatones han sabido de la falta de mantenimiento del embaldosado, incluso céntrico. Y si el centro está así, imaginaremos cómo está la periferia: no es sólo la pasarela de peatones irrelevantes, en cada minuto de reparación del camión bacheador cientos de peatones pasan por su lado, debiendo asumir la normalidad del barro, del charco, del desnivel, del ripio suelto y lo que depare el destino en el barrial. Ahí, frente al esmero y persistencia asfáltica el progreso no logra llegar. Me parece que la situación es bastante expresiva, por lo que propongo para mitigar en algo esta deuda histórica creciente con ciclistas y peatones, el adquirir un camión veredeador. Esencialmente un camión bacheador que permita aplicar una capa delgada de asfalto que dado el peso de los peatones, muy posiblemente tendrá mayor duración que la que aplican hoy. (No hay para qué avisar a Serviu o Vialidad, no les importa). Pero no solo eso, la nueva compra debe estar potenciada por cargas de pegamento, fragüe o adhesivo de montaje que permita abordar la complejidad que exige pegar las baldosas sueltas. Suponemos que es una tarea altamente compleja, sino ya lo habrían resuelto. ¿Será que es posible dejar de discriminar a quienes caminan y andamos en bici? ¿Pagar los impuestos no es suficiente para ser considerados? ¿Es que los demás viajamos en Economy? Si es cierto que se gobierna hasta el último día, quedan aún varios meses para lograrlo.
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