Luego de 14 años se abre al 100% el nuevo Hospital de Curicó. Tiempo más que razonable para que tanto el centro de atención de salud lograra operar en plenitud y, claro está, que todo el ecosistema que lo rodea lograse prepararse para ese momento. Hoy, el bloqueo permanente de la ciclovía ubicada al frente del extenso frontis -en una calle de 3 pistas- es lo de menos, frente a la descoordinación de un completo sistema de transporte público feble y obras públicas pendientes. Desde los primeros atisbos de apertura que esta situación se ha hecho ver semana a semana en las sesiones del Concejo Municipal de Curicó, sumando, además de la exigua oferta de recorridos, el doble cobro para algunos vecinos que ahora verán incrementado el presupuesto que requieren para lograr salud. Pasado el tiempo de fotos y canapés, el barrio completo será sometido a un estrés que nunca ha tenido. Esto también fue alertado por las agrupaciones de vecinos del sector, que ya han tenido que soportar los efectos de la planificación a distancia -Talca- y los oídos sordos -Curicó- ante pequeños cambios que significarían un importante impacto. Como somos tan dados a la planificación orgánica, entenderemos que la multimillonaria obra vial aún pendiente de inaugurar por incompleta -Eje Vial Freire Alessandri- habría sido diseñada para contribuir a esta obra vecina. Es cierto: no tenemos por qué estar de acuerdo con lo que pensamos (o diseñamos o invertimos o priorizamos en este caso).
Es interesante que los mismos que tan sentidamente claman por vías para acceder al hospital -algunos que incluso aspiran a destruir humedales- nunca hayan sumado su voz a establecer, por ejemplo, vías de sentido único al hospital para que se privilegiara el acceso completo por Archipiélago Juan Fernández. Como el sentir es proauto, tampoco se oyó la voz para que algo de sombra pudiera llegar a quienes tendrán que caminar por veredas desérticas de árboles para la tercera edad e infantes. Quizá debió considerarse eso que parecía tan obvio, eso de que por lo general la gente que va a los hospitales no va de gusto ni está en las mejores condiciones de salud. Este hospital -14 años después- posiblemente uno de los más avanzados de latinoamérica, estará contenido en un entorno que pudo ser pensado o repensado al menos durante 10 años. Una década. La comunidad en su momento fue sensata: votemos por el hospital como la primerísima prioridad de reconstrucción, dijimos, en aquel PRES. Estadio a medias y con una estación de tren que más parece paradero rural, 14 años después, entenderemos que aquel 27/F no cierra. Un motivador escenario a tener presente en un año lleno de elecciones, donde quienes teniendo poder de decisión y de planificación prefirieron dejar pasar el tiempo y ahora reaparecen arrastrando el poncho. La reconstrucción no ha terminado, por más que los majaderos vitalicios nos quieran convencer de lo contrario.
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