¿Cuántos accidentes más tendrá que haber en Maquehua para que se transforme en un problema a solucionar? Considero pertinente la pregunta dada la rutinaria reacción frente a cada siniestro: llamar al ABC, ver si hay muertos, intentar evitar algún taco de magnitudes bíblicas, esperar al fiscal y la SIAT, en fin, lo de siempre. Porque ya llegamos a ese nivel, al de normalizarlo, aún cuando no haya espacio suficiente para animitas o incluso, aunque corte Chile en dos, varias veces por semana. Don Otto aconsejaría hacer un Bypass.
En las primeras sesiones del nuevo concejo municipal, ha pasado a ser tema las calles ahora devenidas en autódromos, nuestra adaptación local de Rápido y Furioso, donde los piques pueden terminar con autos ensartados sin que sea mayor problema. ¿Una vez? ¿dos? ¿diez? ¿veinte veces?. Más allá de la irresponsabilidad de automovilistas en pleno uso de sus facultades -u otros incautos como en el caso introductorio- este tema pertenece a lo público y como tal requiere de acciones un poco más avanzadas que lograr la continuidad del tráfico luego del levantamiento de los cadáveres. Y es que la lenidad vial no es solo un asunto de quienes ocasionan algún siniestro -no necesariamente accidentales- sino también de quienes tienen responsabilidad pública en intentar minimizarlos. Caben preguntas como la siguiente: ¿Cuántos muertos serán aceptables en Maquehua hasta que se evalúe su diseño? Podemos sincerar el asunto y poner una cifra. Parece cruel, pero hoy esa cifra tiende a infinito y parece ser irrelevante.
Va a pasar otra vez. Luego de una revisión detallada del avance del Eje Freire Alessandri, desde las agrupaciones de ciclistas urbanos entregamos a las autoridades un conjunto de observaciones que son preocupantes frente a la eventual recepción de la obra. Estos puntos, en un levantamiento realizado por profesionales de distintas disciplinas -arquitectos, geógrafos, ingenieros, diseñadores, abogados, entre varios- fueron analizados en una visita en terreno en conjunto con autoridades comunales, provinciales y regionales. Era cosa de ver los rostros de las autoridades ese 25 de febrero para entender que, como ya es regla, no lo habían visto venir. Allí, se comprometieron a comprometerse, de ver posibilidades para subsanar los hallazgos entendiendo que quizá requeriría incluso nuevos proyectos y más presupuesto regional. Como era de esperar, la empresa construyó lo que le dijeron que construyera.
A pesar de nuestras consultas e insistencia, “nos enteramos por la prensa” de que a lo más podremos aspirar -como ciudad- a demarcación y señalética. La autoridad regional señalaba jocosamente que no se podría subsanar otras observaciones ya que considerarían incluso expropiaciones, dado que el ancho no sería suficiente para lograr las condiciones solicitadas. El perspicaz lector entenderá quiénes deberán pagar el problema del ancho actual. Una pista: no serán los automóviles ni mucho menos las autoridades. Peatones y ciclistas nuevamente deberán asumir el costo de autoridades que ven el mundo tras un parabrisas. Quienes tengan necesidades especiales de accesibilidad tendrán que enfrentar un nuevo obstáculo, validado ahora por el conjunto de autoridades para quienes el problema no va más allá de unos tarros de pintura.
¿Quién se hará responsable de esto? Sería demasiado cargarle también esa responsabilidad a los profesionales que, ad honorem, hicieron la tarea de fiscalización de quienes por ley deben llevarlas a cabo. ¿Sin la comunidad y vecinos afectados no habría tenido fiscalización? ¿Los honorables diputados tendrán alguna opinión al respecto -son sólo 20 mil millones- o terminarán el período en ese mutismo característico? Por cierto, varias de las autoridades no podrán alcanzar a ver el impacto de su obra -o de su silencio- entendiendo que su cargo cesará antes. El tiempo, que todo lo consume, consumirá también su responsabilidad.
En la cita de apertura parcial hasta calle Carmen, no hubo vecinos ni organizaciones. Se hizo sin la comunidad. Pareciera que el ánimo no estaba para asumir este tipo de riesgos. Conociendo el modus, esta obra -así como el nuevo hospital- se inaugurará algunos días antes de la elección presidencial. Favorablemente habrá un hospital cerca de este megaproyecto y de la carretera, para ayudar a enfrentar esa acostumbrada lenidad vial.
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