Un auto no toma café. Un auto no compra en la feria. Un auto no puede hacer trámites. un auto no conversa con otros autos. Un auto no piensa en su pasado, presente o futuro. Un auto no puede presentarse a elecciones. Un auto no vota. ¿Por qué tenemos que definir la ciudad para el auto? Las personas toman café, van a la feria, hacen trámites, conversan, piensan en su pasado, presente y futuro. Las personas pueden ser concejales, alcaldes, senadores, diputados y hasta ser gobernadores regionales. ¿Por qué no se define la ciudad con foco en las personas?
No se engañe, no es baladí el punto anterior. ¿Ha intentado resolver el acertijo acerca de cómo podrá moverse una silla de ruedas por el Megaproyecto Freire Alessandri? Para los autos será un paraíso. Para las personas, con suerte hubo mitigaciones durante la obra, ya que cada uno debe encontrar su suerte. El mensaje es claro: peatón, no venga a meterse acá… aunque viva acá.
Esa obra ya debería haber sido suspendida mientras no se ajuste a lo presentado, pero claro, nos daremos cuenta de eso durante el corte de cinta, cuando a quienes pagamos por fiscalizar adopten la kinética de nuestra Miss Universo a segundos de entender que era la ganadora. Por lo pronto se debe mirar al techo: los autos necesitan volver al flujo. A propósito, ¿notaron que lo que nos dicen que necesitamos en Camilo Henríquez son las soñadas 4 pistas? No necesitamos una vereda digna donde los adultos mayores o señoras con coche no se vean obligados a bajar a la calle, ni que decir una ciclovía.
¿Somos conscientes de los miles de millones que desde el erario público asignamos a los automóviles año a año? Una estimación rápida para 2020: entre el megaproyecto y el recambio de colectivos vamos camino a los 30 mil millones. Una Teletón. ¿Somos conscientes de la ínfima inversión en peatones, ciclistas y muchísimo menos en quienes tienen necesidades especiales de accesibilidad?. Tiende a cero en la escala de esos miles de millones. Incluso llegando al miserable ratoneo en plena pandemia para lograr algunas latas de pintura que permitan cruces Tokio y marcar ciclovías. Parece claro el punto.
La nueva obsesión pública es el bypass. Serán 30 km que comenzarán en Hostería La Fama, pasarían por la ribera oriente del Río Teno, ¿pleno Tutuquén?, y llegarían a Sagrada Familia. El regocijo era evidente en sus caras. Brillaban los ojos de las autoridades a pesar de que hasta 2023 sólo tendremos documentos y, en la eventualidad de ser construido, estaría en operación en 2027. Nuevamente una millonaria inversión, con dinero de impuestos de todos, pero con foco en el auto. Propongo suspender este nuevo mega proyecto, mientras no alcancemos una de estas dos condiciones: que se logre equilibrar la cartera de proyectos y magnitudes multimillonarias de financiamiento, ahora con foco en peatones, ciclistas y especialmente en quienes tengan requerimientos especiales de accesibilidad, o bien, hasta que un auto pueda sentarse a tomar un café tal como lo puede hacer un ser humano. Invitamos a nuestras autoridades a dejar de ver el mundo a través de un parabrisas, a reflexionar acerca las raíces de sus imaginarios de desarrollo y a concentrarse en resolver los manidos “problemas reales de la gente”, no los de toneladas de metal que ya no saben donde ubicar. Extendemos la invitación a quienes ya se suman como candidatos y candidatas a la próxima elección.
Dedico esta columna a don Mario Santelices Bravo, que falleció hace unas horas. Fue atropellado el domingo 20 mientras iba en su bicicleta por una vía altamente transitada por ciclistas, Cavalín en Sarmiento. Allá donde no llegan las ciclovías, donde no alcanzan los imaginarios de desarrollo de ciudad, donde las animitas hablan por quienes ya no están acá.
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