De la vendimia a la ciudad: aprendizajes por aplicar

Los días de vendimia entregaron algunas ideas que valen la pena revisar. La primera, en clave de cambio, es la axiomática: no se puede cambiar sin cambiar. En este caso, el cambio de locación permitió abrir posibilidades antes vedadas en el devenir sin cambios. Consideremos entonces aquella decisión de hacer un cambio como una clave transformadora. La segunda y también vinculada, es que este tipo de cambios se deben hacer al inicio de los periodos municipales, ya que, en caso de vuelta atrás, hay posibilidad también de volver al pasado en relativa calma y no frente a inminentes elecciones. Si la ciudad requiere cambios en profundidad deben ser lo más cercanos al comienzo de periodos municipales.
Quiero ser explícito en cuanto a un conjunto de factores que podríamos analizar en su interpretación de éxito. El bien conocido es que esta es una fiesta peatonal. Porque el tiempo de vendimia no es la fiesta del auto sino de cientas de almas caminantes, disfrutando del paseo, del reencuentro, del vino, la música, en fin. Esto no es un autocine o un “Drive Thru”, es un espacio acotado a escala humana. Valga entonces sumar entre estos factores a aquel perímetro delimitado de forma explícita, de acceso sólo para personas y vehículos especiales (emergencia, seguridad, logística, etc.) como clave a considerar.

Y si habíamos cambiado el lugar y habíamos nuevamente privilegiado la peatonización, tendríamos que sumar el lograr las facilidades para trasladar de A a B entre estos factores a considerar. Entre el disfrute del recorrido desde la Plaza a la Granja, la novedad del bus, la claridad de horarios de salida y el cumplimiento de la promesa de servicio de aquel “Curiyork Bus”, fue también explícito que recorridos gratuitos entre puntos específicos pueden motivar a dejar el auto en casa, como fue logrado en cada vuelta. Esto es clave si recordamos que no faltan pistas: sobran autos. Si bien no hubo una vía segregada para los buses, el estilo del bus lograba abrirse paso entre el atochamiento.

Resumiendo, la decisión de querer cambiar, la temporalidad para ejecutar cambios, privilegiar al peatón, la definición de un perímetro de exclusión, el transporte gratuito con recorridos y horarios conocidos, no solo fueron factores de éxito ahora en 2025 y factores a considerar en las futuras nuevas versiones; sino también para considerar su aplicación en la ciudad misma, si realmente queremos dejar de potenciar el automóvil, reducir los niveles bíblicos de congestión, facilitar la movilidad en la ciudad y dejar de tensar diversos sistemas permanentemente estresados. Ya tuvimos restricción vehicular y no funcionó. Ya compramos un Eje Vial como el de Freire Alessandri y ahí está $20 mil millones después: en modo congestión de día y en modo pista de carrera de noche.

Debemos sacar autos y eso se hace dejando de incentivar el uso del automóvil e incentivando todas las otras opciones de movilidad y sumando otras nuevas. Las balas de plata no existen: sólo la disciplina y las decisiones basadas en evidencia –como la ya vista– pueden contribuir a explorar espacios de mejora en la movilidad de la ciudad.

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