El alcalde Saavedra

Tenemos que elegir nuevamente a un alcalde o alcaldesa.
No es que no hayamos elegido uno, sino que con la salida anticipada del cargo del exalcalde Javier Muñoz, los concejales en ejercicio deberán elegir de entre sus integrantes a la autoridad que entregará el mando al alcalde electo George Bordachar.
Quizá falte un poco de detalle a esto: quien ostente el cargo lo hará con todas las atribuciones de un alcalde en pleno ejercicio, no sólo como figura protocolar. Ante esta disyuntiva suena el nombre de Leoncio Saavedra como posible candidato y, entendiendo que tendrá las mismas atribuciones, podemos establecer una serie de razones por las cuales sería conveniente su elección… y otras por las que no tanto.

El concejal Saavedra está actualmente en su séptimo periodo. Si, siete. Tiene una extensa carrera política de más de 50 años que data de antes de la década del ’70, “casi” siempre vinculada al Partido Radical. En aquella década fue uno de los miles de perseguidos post Golpe de Estado, ocupando el registro 21.856 del listado de víctimas de la Comisión Valech. Pasado el exilio y retornando al país retomaría su participación en elecciones de todo tipo: diputado, alcalde, concejal. Logró vencer en 1992, 1996, 2000, 2004, 2012, 2016 y 2021. En comparativa de elecciones eternas, su más cercano desafiante podría ser don Emiliano, que venció en 1992, 1996, 2000, 2004 y 2008, periodo en el que fallece estando en el cargo. El siguiente sería Mario Undurraga, por comenzar su 5º periodo, empatando a don Emiliano. De este modo, la elección de don Leo como alcalde vendría a ser casi un homenaje al término de su carrera política.
Esta es una forma de verlo.

Pero hay otra forma de verlo.
Decía que su historia ha estado “casi” siempre vinculada al Partido Radical, ya que en el periodo actual la posibilidad de llegar a la papeleta le fue entregada por el Partido Comunista, frente a la negativa de su histórico partido de presentarlo a una nueva elección. ¿Por qué?
Aún sabiendo que tenía la elección asegurada, el Partido Radical tomó la decisión responsable. Esta decisión se vería reforzada luego de una gestión de los últimos 4 años donde ha sido evidente que las fuerzas no son las mismas de hace 50 años, incluyendo varias sesiones donde sólo asistió. Ni apuntes, ni aportes, ni palabra, sólo presencia.
Asiduo a ver las sesiones, hubo una que me impresionó en particular, la XVI Sesión Ordinaria de 6 de junio de 2023, en la que se pone en tabla un punto donde la Contraloría solicitaba referirse a cómo había actuado el municipio y el alcalde respecto al caso de concejales viajeros, grupo del que el concejal Saavedra fue parte. Aún siendo uno de los afectados directos, al momento de votar no vió problemas de conflicto de interés o necesidad de abstenerse, votando a favor de las acciones realizadas. Al afectado le parecía bien lo que había hecho el municipio frente a la situación que le afectaba personalmente. Obviaremos aquella sesión donde aprobaba el cierre de su pasaje.

Como sabrán quienes están atentos a la contingencia local, este caso lejos de estar cerrado, sigue abierto y con concejales viajeros aún a la espera de que el tiempo borre los millones adeudados. Varios de los concejales viajeros terminaron en el municipio. Otros secaron sus sentidas lágrimas –no es ironía, citaron a conferencias de prensa para ello– y hasta volvieron a estar en la papeleta con diversos resultados. De hecho el concejal electo Undurraga está por asumir, expandiendo al menos hasta 2028 la estela. El concejal Saavedra es parte de este tiempo plenamente olvidable en la comarca.

Es cierto que varios no logran explicarse cómo alguien tan versado en estas lides terminó cayendo allí. Don Leo no era un novato, menos ingenuo. Cuando escriba sus memorias capaz que lo diga, pero por lo pronto lo que todos podemos ver es que fue parte del grupo que desfiló por juzgados, sancionado por Contraloría y, meses más tarde, no se abstiene de votar por un caso que le afecta directamente.

Entre los últimos días de noviembre y los primeros días de diciembre podríamos pensar en que serán apenas unas horas en la que estará en el cargo el o la nueva alcaldesa. Pero eso no les bloqueará de tomar decisiones con todos los poderes que da el cargo.
¿Le entregarán el cargo a alguien que con suerte asistió a las sesiones?
Más que a un escape o llevarse el municipio para la casa, el gran riesgo es a que en su falta de atención y ganas termine firmando un conjunto de pendientes plenamente vigentes, gafes y zancadillas. ¿Cierres de sumarios? ¿Los tratos directos que nadie quiso firmar? ¿Litigios en curso? ¿Recepciones de obras pendientes? Con todo el poder del cargo, la oportunidad de meter la pata hasta el fondo está ahí, plenamente abierta.

Ojalá que desde la administración entrante no pierdan de vista las próximas horas donde, en caso de ser electo don Leo, persista en el estilo que marcó el final de su carrera: ir, estar, firmar.

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