Sólidos, líquidos y gaseosos

A metros del final de esta campaña por el municipio de Curicó, veo que el eje derecha-izquierda no interpreta de forma completa lo que está pasando. Me parece que la analogía de los estados si lo hace: sólidos, líquidos y gaseosos. Tal como sugiere Bauman, podemos reflejar candidaturas en este esquema, los sólidos, Morales y Ahumada, los líquidos, Henríquez y Bordachar, los gaseosos, Núñez y Drews. La solidez la da la institucionalidad, el peso de la noche, el dedazo santiaguino, la imposibilidad de movimiento e incluso la rigidez que se aprecia no solo en el lenguaje no verbal sino en el marco de ideas también: Morales por una representación forzada de todo un sector formal y Ahumada por lo mismo pero además por la exigencia de mantener el status-quo que está obligado a defender. En el extremo, de los gases, inasibles, volátiles, dispersos, sin estructura ni borde, Núñez y Drews. Entre ambos, el estado líquido, definible, visible, móvil aparecen quienes a mi juicio van con las de ganar a la fecha, Henríquez y Bordachar. Alcanzando a ver el despliegue en UCM y en mayor medida en el de VLN –gracias por concretar aquellos espacios de presentación de candidaturas– me parece que se repite en el tablero el resultado favorable para ambos.

Ahora bien, el hecho de lograr aquel despliegue en esa instancia pública parece ser un buen mínimo deseable, pero mínimo a fin de cuentas. Más allá de que la campaña sea en verso y la gestión en prosa, el verso también debería exceder a las intuiciones ciudadanas. Una de ellas es todo el discurso de la delincuencia y sus inconsistencias en la aplicabilidad local (estadísticas a la baja, hardware como superchería, contagio santiaguino. etcétera) y otra es el discurso de una supuesta modernidad como espejismo de solución. Ambos discursos nos alejan por ejemplo de enfrentar la siniestralidad vial que triplica a los muertos por homicidios cada año o la necesidad de abordar la crisis de crecimiento que nos afecta de forma multisistémica. El señor plantando árboles en los hoyos no demostró la falta de concreto, expuso todo un diseño institucional donde el hoyo es una expresión –entre muchas más– de cómo la autoridad no logra cumplir el motivo que da sentido a su existencia. ¿Para qué era el Serviu? ¿Para qué creamos Vialidad? ¿Cuál es el sentido de tener un Municipio?. Así, que se nos aparezca un edificio completo fuera de lugar o que terminemos construyendo en zonas sabidamente inundables es plenamente factible. Esa disociación afecta profundamente a aquello sólido, rígido, que el Contrato Social nos presenta como garantía de cumplimiento. Los partidos políticos en sus versiones locales, articuladores de demandas de la comunidad con la exigida concreción, de seguro que tendrán una explicación razonable. Por lo pronto parecen estar más preocupados por lo líquido, aquello que les pasa por el borde y hasta les transfigura. Una de las ideas que planteo en el libro Curiyork Una Ciudad Moderna, es que al final de este próximo periodo, estaremos prácticamente donde mismo, sin avance. No es necesariamente un problema de una u otra candidatura, sino de un diseño. A la par planteo que mi sincero deseo es equivocarme, ver que finalmente sí hubo un giro, un cambio hacia un futuro de ciudad más amable. Este presente, metropolitano, como se soñó en los ‘80 y ‘90, supongo que coincidiremos en que más parece estancamiento, tal como el taco predecible de cada día.

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