El diputado Jorge Guzmán (Evopoli) dice que el cerro debería estar con perímetro cerrado, dando como ejemplo el caso de Parque Río Claro. Opinión compartida por el excoronel de Carabineros y actual director de Seguridad Pública de Curicó quien suma los ejemplos del Santa Lucía o el San Cristóbal. Por su parte, el exdiputado y exalcalde Celso Morales (UDI) dice, por el contrario, que debe estar abierto y sin restricciones de perímetro. El diputado y exalcalde Hugo Rey (RN) nos recuerda que todo esto debió hacerse hace bastante tiempo, aunque no es preciso si ese tiempo incluye su propia gestión edilicia o no. Habla incluso de la necesidad de demoler infraestructura ya demolida. En fin. Así estamos, con autoridades nacionales que no logran definir siquiera si debe haber reja o no. Ese perímetro –tal como el nacional– es permeable por diversos puntos en sus más de 40 hectáreas y también desde dentro. En un teatro será simple desocupar la sala, ¿cómo se desocupa un cerro al final de la función? Efectivamente, la voluntad de los usuarios es central para que esto funcione y, según he leído en repetidas ocasiones, varios están en contra siquiera del horario.
El último caso de violación data de 2018, hace 6 años. El último homicidio era de 2015, también por una puñalada, hace 9 años. Entiendo la necesidad de generar miedo, pero esos números también son expresivos y, lamentablemente, generadores de seguridad en un entorno de tranquilidad y belleza natural.
Los exalcaldes y exconcejales –sobre todo en la previa a elecciones– intentarán hacer como que en estos años no pasó nada. Aún siendo insuficiente, en este ciclo de 12 años si se instalaron cámaras (5), si se estableció una ordenanza que algunos consideran extremadamente restrictiva, si se rescindió el comodato del observatorio, si se demolieron espacios tomados por okupas, si se estableció una administración específica (real) donde entre otras cosas, si se establecieron guardaparques. Pero no solo eso. Si se reforestó, si se optó por especies endógenas, si se hacen recorridos mostrando el patrimonio natural e histórico y si se hacen regulares acciones de reciclaje que ya llevan toneladas a su haber y si, todo este último párrafo con colaboración activa de la comunidad, sociedad civil y voluntarios.
Si en 12 años se pudo hacer esto, la lógica nos tendría a llevar a pensar que en los 12 anteriores se hizo algo parecido y, lamentablemente, sabemos que no fue así.
Nuestros dilectos representantes allá en Valparaíso –ciudad donde los cerros también son un tema que no logran resolver– con asesores a disposición y toda una biblioteca reconocida nacional e internacionalmente no deberían tener brechas de información. No pongo en duda que están al tanto de la tasa de muerte en el cerro que con suerte llega a 0,4 al año desde 2011. Si, más o menos cada dos años debemos someternos a estas olas de preocupación posmortem. Tiene razón el diputado Guzmán cuando dice que ya es tarde para tomar acciones frente a lo que pasó, tal como es tarde su alegato y esta columna también. Esa restricción humana –aún no podemos viajar al pasado– es inherente a todo el actuar de la República, como vemos en cada tragedia a la que llegamos tarde. Sí diputado, aquí también.
Desconozco cuántos sentidos oficios de fiscalización hayan enviado proactivamente acerca de este tema los hoy preocupados congresistas. Tampoco se el margen de compromiso que vayan a tener para resguardar aquel singular parque en medio de la ciudad si de meter pistas para vehículos en pleno humedal del Cerro se trate. ¿Vamos a defender el Cerro realmente o solo hasta cierto punto? Está por verse.
Cerremos recalcando datos relevantes: una muerte cada 2 años en el Cerro, cerca de 50 muertes en homicidios en la región, casi 200 muertes en siniestros viales en las calles y rutas del Maule que nos tienen en el Top-2 nacional.
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