Un cerro de propuestas I

Un anfiteatro. Un centro cultural. Un funicular. Un café. Un restorán. Hasta un Cowork. Si hablamos del Cerro Condell, encontraremos tantas propuestas que faltaría espacio en sus más de 40 hectáreas para lograr emplazarlas. Algunos hasta deben haber pensado eliminarlo, para dar fluidez al sacrosanto vehículo, así como pretenden eliminar la cárcel, un humedal y ojalá hasta el cementerio. Lo cierto es que, aún con aquel cerro de entusiastas ideas –de las que se terminan cumpliendo poquitas– aún no tenemos resuelto uno de los requerimientos fundamentales como es el resguardo perimetral y la seguridad interior. No es simple resguardar 40 hectáreas, senderos, quebradas, bosques, desniveles, humedales y el sinuoso borde en general, aún cuando han habido esfuerzos por lograrlo. Establecer horarios, puntos de acceso con registro de subida, restricciones de flujo, una cámara inicial (1 de 5 en total) y un equipo durante la jornada de día –algo que nunca hubo en el pasado– es un avance hacia allá pero no es suficiente, como hemos podido ver y, aún así, el cerro es más seguro que antes. Por cierto, no podemos hacer como que “no es posible acceder fuera de horario”, como tampoco asumir que no habrá otros dentro –con las más diversas intenciones– al momento de intentarlo. Aún siendo esto cierto, la premisa no aplica para el caso de Alexis, el joven apuñalado, quien según explica su familia, subió dentro del horario –una hora antes del cierre– junto con su amiga. Ella logra escapar, él no. Hubo un guardia que oyó el pedido de auxilio de la amiga y Carabineros habría llegado al lugar –según el guardia– sin dar con el estudiante malherido. Fue así como la familia llega al Cerro, busca y encuentra finalmente al joven asaltado en una ladera a eso de las 02:00 AM, momento en el que comenzó a hacerse público el hecho. Días antes fue viral el joven que intentó robar bicicletas siendo atrapado y otros antes con robos concretados.

Hoy, con la leche derramada, varios se suben al carro de los “te lo dije”, sin recordar que dentro de los “te lo dije” se incluyen también los embates a la ordenanza que en algo vino a ordenar –valga la redundancia que no siempre se cumple– eso que varios ven como un fin de libertades y tradiciones, incluso llegando al absurdo de plantear una supuesta “privatización” del espacio, por no poder hacer asados en el piso, no poder subir a la hora que se antoje en auto o no lanzar fuegos artificiales en temporada de incendio. Eso también se dijo. ¿Qué diremos hoy, luego del asesinato? Lo obvio, que necesitamos mayor seguridad en el Cerro.

Durante décadas –capaz que siglos– el Cerro importó bastante poco. No era para nada una prioridad. Recordaremos los asaltos, homicidios, suicidios y hasta derrumbes que mataron a varios. Si ese funicular no se mueve tiene que ver con eso también, con la falta de priorización. Incluso hoy, en la contingencia de precampaña por el municipio eliminar los graffitis, lograr una planta de revisión técnica, sacarse fotos con buses eléctricos y si hacíamos o no auditorías eran las propuestas más seductoras, no un distante Cerro.

Para los defensores de la tradición, recordemos que luego de toneladas de basura retirada por voluntarios, miles de árboles plantados por voluntarios y una nueva administración desplegada –Corporación de Deportes– este cerro pasó a ser parte de la gestión diaria de alguien. Por fin. ¿Las empresas que tienen emplazada su infraestructura crítica allá arriba, se comprometerán por securizarla también? ¿La del agua, las de telecomunicaciones, las de radio?
Quizá ha llegado el momento de concretar algunas de las iniciativas más prioritarias de entre aquel cerro de propuestas.

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