Esos responsables partidos políticos curicanos


El que está cocinando esto en Santiago no tiene idea acerca de Curicó. Es un buen resumen hecho por uno de los varios afectados luego de la decisión de que, en Curicó, no hubiese primarias. Que fue dedocracia y que le hace un daño no menor a la democracia misma fueron algunas de las primeras ideas de quien vió cerrada la opción de primarias en donde Curicó se interpreta como una “moneda de cambio”, al menos por izquierda. Curicó deberá conformarse con la sabiduría milenaria de quienes a respetable distancia, suponemos, saben mejor qué es lo que necesitamos, como para reservarse la posibilidad de una elección abierta y transparente por parte de esta comunidad. Por derecha tampoco hubo apertura para abrir esta decisión a la ciudadanía que deberá disfrutar o padecer este futuro próximo.

Esta discusión –Curicó no tendrá primarias– es relevante no sólo por el hecho del cierre de ciclo municipal de 12 (o 24 años) y apertura de un nuevo ciclo de 4, 8 ó 12 años, sino por la responsabilidad que les cabe a los partidos políticos, en este presente, aquí, en esta ciudad, como mediadores de una voluntad, inquietudes y anhelos de toda una comunidad, de donde emergería la esencia y fortaleza de la democracia.

Partimos mal el proceso. Siendo fiel espectador de las sesiones del concejo municipal, me ha costado inferir alguna línea de acción que pudiéramos identificar como definición de partido, por ejemplo, en aspectos centrales del devenir local. Más allá de algunas líneas gruesas, en lo operativo, depende de la mayor (o menor) preparación del propio concejal o concejala el alto (o bajo) vuelo que pueda tener. Ahora, el asunto es que aquel concejal o concejala -salvo la señora Inés como independiente- tiene un partido detrás que esperaríamos tuviese algún tipo de postura respecto de temas realmente prioritarios para la comuna, que le permitiera nutrir a su representante en la mesa. Se abre la pregunta obvia ¿los tienen? ¿los partidos políticos se hacen responsables de lo que hacen sus representantes en las diversas comunas donde intentan disputar aquel poder y voluntad pública? ¿En los congresos sólo van a comer galletitas y bizcochos.

¿Cuánto valen entonces las representaciones locales de los partidos políticos y su militancia en Curicó? Parece una pregunta razonable luego de ver esto y recordando que toda una élite capitalina se nutre del sudor que en cada una de las más de 300 comunas entrega esa militancia. Esos diputados y senadores se (re) generan en base a esta capilaridad comunal. Entonces, ¿qué planes tiene cada partido para el desarrollo de esta o de alguna de esas más de 300 comunas? Tiendo a pensar que la respuesta es ninguno. Probemos: ¿cuál es la postura frente a la manida Restricción Vehicular, de parte de los partidos y sus especialistas? Es un tema tangible y crítico, por ejemplo, para Curicó en plena y diaria crisis vial. ¿Qué postura tienen frente a megaproyectos que entregan verdaderas pistas de carrera con el consiguiente riesgo para los propios votantes?

El electorado más comprometido, representado por adultos mayores, es precisamente el que más vidas “pierde” en siniestros viales de ciclistas. ¿Qué opciones de mejora tienen los partidos ante esto? Por el contrario, hemos visto pasar intentos de proyectos que disminuyen la visibilidad de conductores (polarizado de vidrios), bajan controles (renovación automática de licencias de conducir) y eliminan requisitos para conducir (obtener licencias bajando requisitos de escolaridad). Así, eso de que “el que está cocinando esto en Santiago no tiene idea acerca de Curicó”, parece ser una ajustada mirada ante aquel proceso de cambio de ciclo edilicio y su expresiva forma de comenzar a plasmarse.

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