Una cosa es que desde Santiago -o Talca- intenten definir nuestro destino de ciudad y otra bastante distinta es que quienes hemos elegido, cedan también la representación ante el Concejo Municipal de Curicó. Esa sutil definición es crucial, si lo que se ostenta es un rol de representación eminentemente comunal. En la sesión pasada de concejo, ante la ausencia de concejales y alcalde, llegó un momento donde simplemente debió interrumpirse el concejo. Ya sea ir al baño, ir por un café o lo que sea, llegado el momento, esa frágil y mermada asistencia llegó a la imposibilidad de proseguir la sesión por falta de quórum. Pasó. Y es que no fue un concejo fácil el que debió presidir la señora Inés.
En el ambiente se mantenía la definición municipal a dedo desde Santiago y a ello se sumaba una sobrecargada agenda por delante, con 3 presentaciones extensas (Carabineros, Senda, CorPro) además del intento de definición de 10 licitaciones de alto interés para la comunidad, de esas donde un error o falta de precaución puede costarnos bastante caro en años futuros. Volvía así a ponerse en duda aquel tiempo donde se presentan en concejo los temas de interés para la comunidad de parte de cada representante, como lo es la sagrada Hora de Incidentes. Fue tal la sobrecarga que, además de la votación usual para extender el concejo, debió votarse posteriormente si habría o no este segmento, ya que según vemos, no está para nada asegurado que ese tiempo sea respetado. Favorablemente, aprobaron unos “minutitos”, como se dijo.
Desconozco en cuántos años se pueda lograr ese juicio ponderado para lograr definir una tabla de sesión. Esa experiencia que permita prever un tiempo razonable para cada tema, la priorización de lo urgente versus lo aplazable. Como cada tema puede ser un mundo –especialmente si de licitaciones públicas se trata– tenía bastante sentido definir una o varias sesiones específicas de comisión para analizar en su justa importancia cada uno de aquellos 10 proyectos que, al final, terminarán siendo confiados al área técnica a cargo, luego de ser vistos a la rápida. Repartieron $100 millones cada 8 minutos. Esa fue más o menos la proporción de lo discutido. Aquella tabla al final no tenía 8 puntos, sino realmente 17, logrando ser una de las más extensas en estos 12 años y, por cierto, de estos últimos 4 años.
Fue así como se juntó el hambre con las ganas de comer: las ausencias con una tabla predefinida como interminable encendió la alerta máxima. La apertura de Membrillar, la nueva toma en San Francisco, el mantenimiento de los puntos limpios, nuevos rucos y la nueva telenovela de Los Aromos parecen ser temas relevantes que se pusieron en duda siquiera de tratar, hasta mayo.
¿Estamos frente al previsible pato cojo? ¿Nuestros representantes están dejando el cargo antes de tiempo? No hubo quórum. Quedan varios meses por delante y temas suficientes por resolver, como vimos. ¿Volverá a pasar? A diferencia del Consejo Regional, en este caso sí podremos verlo.
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