¿Qué hicieron los diputados por Curicó? 2018-2022

Hace tiempo que no escribía puramente para este blog y creo que este tema excederá la longitud de los posts anteriores. Es que este tema me parece importante y usualmente no se le agregan números, alguna métrica para poder realizar afirmaciones que efectivamente tengan asidero y evidencia. Me refiero ni más ni menos que a la productividad de nuestros congresistas, específicamente diputados. Por cierto que suele interpretarse las acciones desde una mirada puramente política y con evidencia factual, por ejemplo, aún no está funcionando el hospital de Curicó a 12 años del daño ocasionado por el terremoto de 2010. Podríamos pensar que quienes tienen potestad y responsabilidad como fiscalizadores y en procesos clave de negociación como lo es la definición de la Ley de Presupuesto, pudieron tener muñeca para lograrlo. Un funicular pendiente. Un tráfico en vías de colapso. Un crecimiento inorgánico de las comunas, en fin, una lista de temas donde, si no estaban legislando, al menos pudieron presionar por otras vías. Aún siendo constatables -el Hospital efectivamente no está abierto- es importante también ver qué pasó durante estos 4 años. Quepa agregar que lo que veremos a continuación tiene un alcance de sólo 4 años, por lo que no tuvimos acceso a la información de años anteriores para aquellos gustosos siempre de reelegirse: la gente me lo pide.

Los diputados

Digo “los”, ya que en el distrito no hay mujeres. Entendiendo que el alcance de este post llega a los últimos 4 años, valga señalar que contemplará sólo al distrito 17 del cual Curicó forma parte. También, cabe agregar que toda la información contenida acá está o estaba -es posible que en el curso de esta publicación sea actualizada con la nueva legislatura- en cada uno de los perfiles públicos de cada congresista en el sitio oficial de la Cámara de Diputados, en Cámara.cl.

Un diputado puede tener distintas dimensiones de acción, dependiendo del marco legal vigente pero también de cómo logra actuar más allá de ese marco. Acerca de este último punto, no sabemos a cuántos cargos públicos promovió tal o cual diputado con la vieja técnica del telefonazo. Tampoco los proyectos que si aceitó para lograr su ejecución contribuyendo a alguna entidad o territorio. Al revés, y como explicaba con el ejemplo majadero del hospital, si podemos ver y medir lo que no se logró en estos 4 años. Pero concentrémonos en las otras dos dimensiones: legislar y fiscalizar, para las que si hay datos en la fuente señalada.

El legislador: Proyectos de Ley

Una de las formas de medir a un diputado o diputada es a través de su productividad legislativa. Cuántos proyectos de ley hace, cuántos proyectos de ley llegan finalmente a ser ley. Partamos por distinguir que una cosa es hacer una cantidad ingente de proyectos y otra muy distinta es lograr su aprobación. Para lograr este cambio de estado, hay un conjunto de acciones previas y que hablan también de la capacidad de acción de cada parlamentario y sus equipos, tales como crear un proyecto o sumarse a alguno, ponerlo en tabla, lograr adhesión, sincronizar con el ejecutivo, etc. Es importante tener presente esto, además de otro factor que va implícito en cada proyecto: como cada proyecto requiere de un número de firmantes, entre esos n firmantes, aunque sea uno el que se llevó todo el trabajo, los n afirmarán que fueron coautores. Así, vemos por ejemplo a parlamentarios de nuestro distrito firmar proyectos que afectarán o beneficiarán a otro, desde luego apostando a que habrá un mañana y habrá que cobrar el favor concedido. Vamos, esto es política, quod pro quo como le llamaban antes. Valga reforzar el punto de las coautorías: usted puede ser un holgazán, pero su voto vale tanto como el más aplicado, lo que podría llevarle a usted a plantearse ante la comunidad como alguien muy productivo: ¿no ves que firmó muchos proyectos?. De este modo, un holgazán podría firmar lo que le pase por el frente mientras sea el mandato de su bancada, partido o tink-thank de turno. Asumamos que realmente fueron los editores en primera mano o muy altamente participativos en la edición y no el tercer integrante de todo grupo que tiene la obligación de llegar con las pizzas, menos el cuarto que con suerte lo leerá y así en adelante.

Veamos el primer gráfico. Lo primero es entender que los proyectos de ley tienen ciclos de vida. Tal como un producto en producción, algunos están en proceso, otros finalizados, en fin. Cuando los las propuestas iniciales cumplen las condiciones pueden considerarse como mociones (recordar que existen mociones y mensajes, unas son del congreso y las otras del gobierno), el proyecto de ley en el carril de tramitación. Cuando desde la presidencia se define alguna urgencia a proyectos específicos, se modifica ese carril por ejemplo. Teniendo esto en consideración, miremos el gráfico y veamos por cada año la cantidad de proyectos con posibilidad de ser ley (publicado), vale decir, en tramitación. Siempre tengamos presente la lógica de múltiples coautores. En este caso, Alexis Sepúlveda y Celso Morales aparecen encabezando el gráfico y Florcita Alarcón junto a Pablo Lorenzini en última posición. Recordemos que Pablo Lorenzini no tiene posibilidades de una reelección -por ley- y que Florcita Alarcón no participó por una reelección. ¿Fue esto una correlación? ¿ultimo periodo nadie se enoja? ¿vengo por venir?. No lo sabemos.

Pero, ¿tiene sentido firmar todo lo que pasa enfrente para que logre pasar a tramitación?. Depende. Si se sabe que habrá una evaluación final del periodo -¿como esta?- la respuesta debería ser no, ya que los que tengan menor probabilidad de éxito, sintonía o adhesión en el foro, se convertirían en un lastre en cuanto a la sumatoria final. El depende tiene otra cara, la de parecer como un congresista muy efectivo, una máquina de producción de proyectos de ley aún cuando nada se apruebe.

Veamos entonces cuántos fueron los proyectos que lograron llegar a completar su ciclo de vida.

Wow. Si en el caso de proyectos a tramitar el que menos tenía lanzó 26 (Lorenzini) pongamos esponjitas para chocar contra un muro. El que más logró durante 4 años -si, 4 años- fueron 10 en total, en el caso de Hugo Rey. El peor, Prieto con un proyecto en 4 años. ¿A qué fue al congreso?. No mejor fue el éxito de Morales, Álvarez-Salamanca y Alarcón, que lograron 2 proyectos cada uno si, en 4 años. Lorenzini y Sepúlveda no lo hacen mejor con 3 y 4 respectivamente… en 4 años. ¿Qué le parece?.

Abrimos entonces una dimensión adicional para agregar a esta evaluación, que vendría a ser una de efectividad. Veamos entonces qué porcentaje de “efectividad” alcanzan nuestros congresistas contrastando los proyectos que lograron completar su ciclo versus todos los que firmaron y se mantienen en trámite.

Quepa recordar la mención acerca del saber elegir cuáles proyectos tienen probabilidad de aprobación como para poder alcanzar a ser publicado en la misma legislatura. De todos modos, el máximo de efectividad lo logra Hugo Rey con un 12%. Diez veces más abajo con un 1,2% se encuentra Prieto. ¿Pero Prieto fue sólo a conocer Valparaíso?. Usualmente cuando se argumenta acerca de la magra efectividad de los congresistas, argumentan que realmente lo importante es fiscalizar. Bueno, vamos a ver cómo nos fue en esto.

El fiscalizador: Oficios de Fiscalización

Otra forma de medir congresistas en su facultad fiscalizadora es a través de oficios de fiscalización. En este caso también sorprenden los dos extremos: tanto el que “más fiscaliza” como el que menos. En el caso de “el que más”, ya que al hacer un zoom, es posible ver que una solicitud a todos los municipios asegura por lo pronto 345 envíos. Por lo mismo quizá el que menos, que no fue ni siquiera capaz de asegurar esa base mínima. Pero, ¿qué es fiscalizar? ¿ser aguja? ¿hacer preguntas complicadas?, bueno, muchos de los “envíos” a las distintas entidades públicas no son más que consultas bien simplonas, entonces, al igual que en proyectos de ley donde pueden haber proyectos realmente claves versus “proyecto de ley para instituir el día nacional de la toalla”, en el caso de las “fiscalizaciones” podemos encontrarnos con cualquier nivel de “fiscalización”. Veamos en números como estuvo esto.

Oh sorpresa!. En este caso el diputado Pablo Prieto aparece como destacado, pero, si vemos en detalle primero en el gráfico, nos podemos dar cuenta de cómo fue decreciendo su interés en el tiempo. Aún así, Lorenzini, Morales y Álvarez-Salamanca podríamos entender que no tuvieron mayor interés en fiscalizar. Hugo Rey y Alexis Sepúlveda en algunos periodos, tampoco.
Si submarineamos en las solicitudes del diputado Prieto, veremos que varias se relacionan a consultas a multiples municipios a nivel nacional.

Este post lo comencé a preparar hace algunas semanas. Volviendo a Cámara.cl veo que ya no está la información acerca de la legislatura pasada. Perdemos la historia, tal como perdimos la otra que ya había pasado. ¿Para qué tenemos diputados?. Es una pregunta que, luego de ver al menos estos números, me queda en duda. Más allá del Baile del Koala o los altísimos porcentajes de asistencia -todos sobre 95%- la pregunta política no deja de ser interesante, entendiendo el contexto en el que hemos estado durante los últimos años, entre ellos, el de no haber anticipado la olla a presión que culminó con un estallido. ¿Cuántos de los proyectos de ley disponibles de tramitar pudieron descomprimir el ambiente? el incentivo está en generar nuevos proyectos, más atractivos y con pulso directo ojalá al trending topic del momento.

¿Para qué elegimos diputados? Insisto con el punto del hospital, en cuanto al doble rol de un incumbente que logra destrabar a nivel nacional situaciones de caracter local -no logrado en este caso por ejemplo- o el perfil del “siempre en terreno”, cuando lo relevante es fiscalizar y legislar, donde los números son bien expresivos. ¿Tuvo sentido la legislatura pasada, desde la perspectiva del Distrito 17?.

No me malentiendan, la labor de representación la considero relevante, central para fortalecer la democracia y elevar estándares de cada país. El asunto es que los números hablan por si solos y a primera vista no parecen muy alentadores. Cada cuál tendrá su justificación, no lo dudo. Los números están ahí.

Una nueva legislatura comienza. La 56º legislatura. Serán 6 diputados y por fin una diputada por el distrito. Nuevos y reelectos. Más allá de los rils, las storis, las selfis, las botas con barro y los laivs, persista en marcar a su representante, en ver en qué está, lo que aprueba, lo que apoya y su efectividad. En 4 años se pueden lograr decenas de objetivos para el distrito y la región. Indague y sea parte también de esta construcción diaria a la que llamamos democracia.

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