¿Si compramos más escobas, tendremos una ciudad más limpia? No necesariamente. Podremos tener containers llenos de escobas y vivir en la más profunda inmundicia. Capaz que, en una de esas, el problema sea la inconciencia de quienes ensucian.
¿Cuando las mutualidades compran más ambulancias, baja la tasa de accidentabilidad en el mundo del trabajo?. A este punto el intuitivo lector estará pensando en lo absurdo de asociar una compra a un impacto real o la generación de un cambio de fondo. Quizá no necesitábamos ni escobas ni ambulancias, para lograr un lugar más limpio o trabajos más seguros respectivamente. Valga este párrafo preliminar para (re) abrir el tema de la seguridad en Curicó.
Debemos temer. Digo, no por causa de los delincuentes, sino por la patológica respuesta pública antes y después del hito que significó la llegada del ministro la semana pasada. Ante tales reacciones, debemos temer y darnos un tiempo para entender qué está pasando.Antes de la llegada del ministro, el escenario era desolador. Igual o peor que en el viejo oeste, la delincuencia campeando en toda la comarca, hasta con drones (!). Descoordinación, unos responsabilizando a otros, paneles ampliados, en fin, desbordados.
Pero todo cambió. Desde el escenario dantesco descrito, pasamos -en horas- a una escena de los cariñositos con un arcoiris de fondo ante la felicidad plena de una comunidad que está mucho más segura. Vale, estamos en escenario de campaña electoral y nos gustaría pensar que, de forma fácil y rápida, llegará un externo a solucionar uno de los muchos problemas que tiene la agrópolis.En lo concreto, lo que realmente cambió, además de la visita y mise en scène, fue la entrega de 13 vehículos. ¿Eso nos da felicidad? Parece ser que, desde lo público, si. Bueno, en detalle, esos 13 vehículos no serán todos para Curicó comuna. En fin, todos contentos, todos felices, un nuevo impulso.
Un par de detalles acerca de esto. Por más que se intente sobrevalorar un outlier -visita- y la entrega de hardware -autos, variable higiénica– tode responsable en el espacio público tendrá que estar de acuerdo en que el problema no se solucionó y que el escenario general, no es muy distinto al previo a la visita. Todo bien con amistades pasadas, con admiraciones particulares, con deseos de proyección política en temas de seguridad, pero de eso a intentar meter la mula sabiendo, es otra cosa. El que sabe tiene el doble de responsabilidad. Los delitos continuarán y seguirá así mientras no se enfrenten las causas del problema y, en vez de eso, se persista obstinadamente en intentar enfrentar efectos. ¿Se habló de los vehículos parados por mantenimiento?, ¿se dijo algo de los vehículos de baja sin reposición?, ¿se dió señas de eliminar ese selecto grupo de ciudadanos llamado Alguaciles ante el evidente conflicto de interés?, ¿sería necesario un grupo “proayuda” si esos recursos no fueran escasos desde antes de la visita y luego de ella?. Incluso el intento de cubrir la variable higiénica, no fue suficiente.
Voy más lejos, acerca de las distorsiones por intentar mostrar efectividad. El tener la mayor cantidad de policías en la calle -el pópulo ama saber que habrá más policías-, lleva al nefasto incentivo de bajar años de formación y, así, la calidad de la misma. ¿Impacta el bajo nivel de formación en el rendimiento futuro, por ejemplo, en comparación con el perfil antiguo o formación ética?. Está bien si creen que no, cada cual podrá creer lo que guste.Esta temporada de campaña por las futuras municipales lo distorsiona todo. Los que supuestamente deberían de ser los expertos en este dominio (“seguridad ciudadana”) terminan siendo parte de un coro que canta loas a algo que, sabríamos luego, no pasaba: la inseguridad no era tal, ahora reforzado por el mismísimo General Director.
¿¿Lo de la delincuencia antes de la visita fue una farsa??
¿Es que necesitamos tener miedo? ¿Cuál fue el motivo de inflar esto?
Cuéntennos más.
Pero lo que más siento, es la pérdida de la oportunidad de abrir ese espacio cívico abierto con la discusión de globos versus drones -donde perdieron ambos-, en específico, con la formación de Fundación Curicó en Acción. “La delincuencia tiene los días contados en Curicó” era el lema. La fundación, desde el pasado año de campaña municipal (2016) no registra nuevas apariciones al menos en prensa según Google. Ojalá que no haya sido sólo un volador de luces y que hayan persistido en ayudar a familias al menos en lo legal, aun sin figuración pública.
Como sea, necesitamos en la ciudad a organizaciones intermedias que abran la discusión, que den razonabilidad a los temas y que también tomen acciones de fiscalización, esa que nunca vendrá desde dentro del mismo esquema de poder local. Fundación Curicó en Acción u otras que puedan emerger, son importantes para el fortalecimiento de la democracia y sobre todo para entregar puntos de vista con fundamento y base, con técnica, más que emoción y fans.
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