El 27 de febrero, además de ser un recordatorio de todo lo que pasó esa noche, este año nos puso frente al reloj, donde se activó la cuenta regresiva hacia los 10 años. La mirada de la década será distinta, de evaluación de lo que logramos y de comparativa frente a otros objetivos, logros y compromisos en ese mismo periodo.
Sin duda que Curicó no volverá a ser el mismo. La emergencia nos dejó sin hospital, sin estación, sin diario, sin gobernación además de una serie de construcciones céntricas señeras y domicilios que cayeron o debieron derrumbarse con o sin razón. El signo de los tiempos era ese, demoler.
Gestionando la tragedia, era necesario un plan. Desde la ciudadanía -empresarios- aparece un plan que luego priorizó las obras y estableció un compromiso con las autoridades de ese entonces, algunas de las que se mantienen en el mismo rol y otras aun cercanas al poder. Las expectativas están en ese portafolio, el compromiso institucional que imagino estará en algún cajón. El hospital, el estadio y la estación fueron las prioridades. Hay estadio, el hospital luego de regocijarse en jugarretas políticas está al borde de lograrlo en el plazo y la estación no pasa de ser una mueca de lo que fue.
Basta un recorrido corto para ver el estado de posguerra actual. Los sitios vacíos y el metalcón, los galpones y edificaciones con incumplimientos fueron normalizándose. El ojo se acostumbró. La emergencia dio para todo, incluyendo la reactivación del mercado del territorio que aún no se detiene.
En efecto el terremoto es una tragedia, pero veníamos de otra. La emergencia de magnitud mundial, ha servido para tapar un conjunto de pendientes previos a febrero de 2010 y que seguimos sin abordar. La inauguración de las obras de la Plaza Luis Cruz o Plaza San Francisco, que por el terremoto terminó de perder su quiosco central, nos vuelve a recordar la inconsistencia y falta de definiciones. Mientras la vecindad del sector define un área orientada a la tercera edad, todos los incentivos se ponen en transformar el sector en un barrio de entretenimiento. Hace un par de semanas, el incendio ya levantaba la alarma acerca de ese pendiente donde se decía a mediados de 2009 que en unos meses se definiría un plan relativo a zonas de entretenimiento. Nunca pasó, pero el terremoto ayudó a cambiar el foco.
Lo mismo pasó con ese carro de papas fritas que persistimos en llamar funicular: un sueño de 2004, con 3 alcaldes mediante
En una época donde hay varios más interesados por la próxima elección que por el cargo que ostentan, quepa el ejercicio de memoria, para ver quienes debieron hacer seguimiento al plan de reconstrucción que se decía sustentable, un plan que muchos de ellos firmaron. Va siendo tiempo que como ciudadanos también tomemos decisiones respecto de lo público, para intentar lograr una mejor posición cuando se cumplan los 20 años del terremoto.
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