Les comparto una carta asociada a las cifras entregadas hace algunos días por el INE donde nos pone como top-4 a nivel nacional en cantidad de población. Así, la segunda región más pobre de Chile se enfrenta a si misma y a sus opciones de futuro en medio de la contingencia electoral donde parece ser más relevante la compra/entrega de tarros plásticos para la basura que sentarse a proyectar en comunidad. Una nueva región, publicada en Diario El Centro de 8 de septiembre, plantea sincerar una de las opciones posibles: dividir para vencer. Se agradecen sus opiniones.
Las cifras preliminares del Censo 2017 ubican a la Región del Maule como la cuarta con mayor población en Chile. La distribución de población se concentra mayoritariamente en las comunas de Talca, Curicó y Linares generando en cada una de ellas distribuciones de población hacia comunas cercanas y que irán generando conurbaciones más definidas año a año. Las ciudades son una obra continua, un proyecto permanentemente abierto, por lo que esperar a que esto se detenga o a que existan mejores condiciones, es no entender la necesidad de repensar las capitales provinciales y comunas asociadas de forma sistémica y no como elementos separados. Existe interrelación y una o más comunas impactan en otras. Los alcaldes de Maule y Molina, por citar dos ejemplos, tienen clara esta situación. Esto no se detendrá y abordar el fenómeno de forma reduccionista no ayuda a entender la región como un todo. En esta línea, excluir del análisis el impacto de Santiago en el Maule, de O”Higgins, de Biobío/Ñuble y, además, al Océano Pacífico y el sur de la Provincia de Mendoza, tampoco aporta.
Entendiendo la complejidad a la que se enfrenta una región con tres almas y no necesariamente integrada -pensemos en Curicó, Talca, Linares y sus entornos- quizá sea hora de sincerar la situación y definir dos o tres nuevas regiones. Región de Talca, Región de Curicó y Región de Linares, o quizá, sencillamente Maule Norte y Maule Sur. Esta encrucijada abierta no se basa en la superchería de dividir por dividir, sino en la necesidad de quebrar la estructura e incentivos asociados a mantener a Talca como una macrozona no declarada pero que concentra la mayor cantidad de proyectos, recursos e intereses, estableciendo así un nuevo centralismo, que malamente es abordado a través de la impotente y feble camada política tanto de Curicó como de Linares. Así, en el desinterés diario de los representantes por los temas de fondo, poco importa promover una región acorde a los desafíos del mañana, o quizá en la urgencia, al menos dejar de ser la segunda región más pobre de Chile.
Entre tanto foco puesto en la distribución de tarros de basura en campaña, parece importante evaluar definiciones realmente profundas, que permitan entender la región que imaginan los candidatos y candidatas a consejero regional principalmente y desde luego a quienes deberían pensar el territorio desde una visión más global, desde el propio Congreso. Dejar de pensar en el problema del día para atisbar un futuro posible es también tarea del futuro Consejo Regional, de quienes nos representarán en el Congreso Nacional, pero por sobre todo de cada ciudadano y ciudadana que se enfrentará a esa elección relevante en noviembre. Pasar de la sonrisa de feria y de la cuña -ahora- defensora, a las ideas y visión de región o regiones, es lo que sigue en deuda.
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