Hay una sutileza en el escenario actual de formalizados, rendiciones truchas, viajes y tal: no son todos iguales. En particular me refiero a que dentro de todos los partidos de los acusados no son todos iguales y, en general, en el marco completo de partidos, facciones y movimientos, tampoco son todos iguales. Esto queda más en evidencia cuando pensamos por ejemplo en partidos como el PPD, PC y RN sin representación en la mesa de concejo.
Qué decir de otros partidos que no pertenecen a ninguno de los dos bloques.
Por más que las mayorías quieran ver correr sangre –como diría Mariana– no es suficiente para una completa generalización. Es más, del buen pensar al buen actuar, vale más intentar cambiar la estrategia y participar que el facilismo de quemar lo que haya en el camino. Ahora bien, hay varios que han hecho mérito durante un largo tiempo para lograr la sensación actual y que es visible en cada actualización respecto al caso.
Ciertamente no son todos iguales. Teniendo esto presente, parece extraño que, a solo meses de una elección que definirá a quienes guiarán por 4 años la mesa del concejo municipal, aún no existan declaraciones explícitas ponderando los hechos y desmarcándose de los mismos, de parte al menos de los participantes de ambas coaliciones principales. PPD, PC y RN no tienen a concejales formalizados en sus filas, pero tampoco se esfuerzan mucho por dejarlo en claro a la comunidad, reforzando la percepción de que al final “son todos iguales”. Algo pasa, parece una obligación mantener silencio, lo que soprende en mayor medida en el caso de RN.
En este punto, sorprende ver cómo el matrimonio obligado, que históricamente a perjudicado a RN, le siga perjudicando sin poder salir de ese espacio de opresión en el que se encuentra desde hace años. Sin apoyos en elecciones e incluso bajándoles candidatos sin lograr mayores acuerdos “compensatorios”, la UDI ha abusado durante décadas de su supuesto “aliado” en la comarca. Esta situación en general, es sin duda un espacio de oportunidad para la ciudad y también para quienes han hecho bien su pega en cuanto a mantener la probidad y trabajo por la ciudad. También lo es para quienes han tenido que soportar el bullying durante años, con el beneplácito directo de Santiago. Este espacio de oportunidad, debe promover una separación de aguas, un deslinde de responsabilidades, una frontera ética clara y explícita y no de medias tintas, promovidas en base a no reconocer el final de un proceso que a todas luces no cerrará antes de la elección: el hecho como tal es totalmente aborrecible desde la perspectiva de la transparencia, probidad y fe pública y me parece que habrá acuerdo en eso.
RN tiene sin duda una oportunidad notable de romper sus ataduras a nivel local, de generar una o más propuestas en base a liderazgos decididos a hacer la diferencia y a ganar alguna negociación, alguna vez, parando definitivamente al abusón.
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