Es cierto, la Ley de Transparencia ha sido un avance notable en cuanto a la apertura hacia la ciudadanía. Hoy cualquier ciudadano puede solicitar información tanto en lo relativo a Transparencia Activa como a Transparencia Pasiva. Esto ya ha dados sus frutos no solo en investigaciones para las cuales antes se llegaba incluso a negar información, sino en la revisión de las entidades y representantes a través de sus sitios web por los ciudadanos (administraciones comunales, la Cámara, el Senado, etc.) vinculando y fomentando la relación Ciudadano-Estado.
Cabe preguntarnos entonces, ¿por qué no facilitar una API que permita el acceso a la información pública –acceso velado por ley- de forma autónoma y activa de parte de los ciudadanos interesados en nuevas formas de ver y exponer la información ya entregada?
La API
Una API o Application Programming Interface (interfaz de programación de aplicaciones) es una interfaz a un conjunto de funciones y procedimientos para obtener cierta información. Por si no se entiende, quizá un ejemplo lo esclarezca. Imagine que tiene una alacena desordenada y quiere saber que falta por comprar. Una forma es intentar ordenar, contar y anotar lo que tiene para luego ver que le falta. Otra forma más ordenada sería tener en la puerta de la alacena una lista con lo que tiene. Si la alacena es pequeña para el ejemplo, entonces imagine una gran bodega. La información estará almacenada y su cerebro sabrá cómo preguntar para obtener la respuesta. Ese “como” lo resuelve la API, enviándole el dato que usted desea. Teniendo el dato, sabrá que le falta y podrá adquirirlo sin necesidad de ir cada vez a revisar completa la bodega o la alacena.
Pensar en pedir una API sin una Ley de Transparencia o una ley afín es francamente ilógico, no obstante, ya la tenemos pero la usamos de forma básica teniendo que ir una a una, agencia por agencia gubernamental para conocer que está sucediendo en nuestra comunidad.
Si quiero saber de la región del Maule, tendré que visitar por ejemplo, primero el sitio de transparencia de mi municipio, luego tendré que visitar el sitio de transparencia del Senado, luego tendré que visitar el sitio de transparencia de la Cámara de Diputados, luego tendré que visitar el sitio del gobierno regional, luego… lo que francamente es un despropósito al momento de pensar en una unidad regional en donde la respuesta obvia sería un sitio agregador de antecedentes que tenga la variable geográfica como eje transversal para exponer la información.
La complejidad técnica para llevar a cabo esta idea es menor a lo que parece, dado que la mayor complejidad para este tipo de iniciativas no tiene que ver con la naturaleza de la información o con los datos en sí, sino con las prácticas tecnológicas y los sistemas de personas que están detrás y que, por Ley, tuvieron que reunir y publicar mensualmente la información en las áreas reglamentadas. Información que en gran cantidad de casos cumple con los estándares solicitados. Vale decir, la parte más compleja de asimilación de funciones y capacitación ya estaría ok según se ve desde fuera.
Si bien esto puede considerarse como el deseo de un ñoño amante de los datos e información, cabe revisar algunas inciativas de Open Data como Data.Gov (USA), Data Catalog (Columbia), European Public Sector Information (EU) para ver parte del potencial que la información pública puede tener en manos de ciudadanos creativos y de las mismas entidades públicas como forma de mayor apertura y cercanía hacia la ciudadanía por la que trabajan.
El primer paso en Chile ya lo dieron hace algunos años los senadores de la Región del Maule. ¿Quién dará el próximo?
(494)
2 thoughts on “Una API para el Poder Legislativo de Chile”