Contextualizando el open government en Chile y América Latina

Las iniciativas de open government no dejan de aparecer y desde luego las iniciativas que emergen desde la propia ciudadanía si bien pueden llegar a ser un gran aporte, dejan en evidencia el interés institucional concreto de llevar a cabo iniciativas de este tipo, o de plano la falta de él. Tendremos claro que quienes quieran mantener la opacidad feudal en lo público, intentarán por todos los medios poner cota a emprendimientos de este estilo desde dentro del propio Estado o sus administraciones relacionadas que funcionan en base a recursos públicos.

Desde luego ha sido inspiradora la iniciativa de John en Winthropma, Massachusetts, en donde poco a poco va encaminando un nodo de información útil para ciudadanía y participación. Desde luego todos los contenidos son comentables e integrados a redes sociales a un clic de distancia. Este emprendimiento social también ha sido comentado por César en su “Si no abres tu gobierno, los ciudadanos lo abrirán“. La singularidad viene dada por en enfoque de Gobierno Abierto desde fuera del propio gobierno.

En Maulelabs desde su formación definimos un enfoque ciudadano que ha propiciado iniciativas del estilo de Duam, que fomentan la expresión y participación de la ciudadanía dentro de la creación de imaginarios posibles para la propia ciudad (comuna) y su futuro, espacio común que suponemos de interés general de quienes las forman. Proyectos de este estilo u otras a nivel nacional como VotaInteligente que además de promover la participación y transparentar la actividad representativa, presionan para que la orgánica institucional también haga lo suyo. En nuestro caso y luego de bajar algunos humos, se logró una parchada Ley de Transparencia que parchada y todo ha sido un aporte, aunque no es suficiente.

Pensar en este estilo de iniciativas, desde su génesis debe tener el análisis de las particularidades de cada comunidad. El, o mejor dicho los traumas de participación desencadenados en una América Latina convulsionada hace algunas décadas por la participación —militarizada y única por cierto— castigada para la ciudadanía en general, salvo paras las elites civiles gobernantes aliada a la militarizada, ha hecho lo suyo. La poda sistemática de los tópicos humanistas y cívicos en la formación primaria y secundaria en la educación pública ha hecho el resto. Y bueno, cuando ves que matan por pensar distinto, por opinar o por contravenir algún designio “supremo” supuestamente infalible, el primer impulso que aparece es prevenir a las futuras generaciones para que al menos conserven la vida. Esto fue abordado en cada país en concordancia a la idiosincracia local. En la experiencia chilena vemos que lograron impregnar que era más simple degustar Sábado Gigante y el Jappening.

Esta pausa contextual en el relato es para tomar en cuenta uno de los aspectos al abordar iniciativas en el sentido de lo que se debe enfrentar cuando hablamos de participación ciudadana. Tal como comentaba hace unas horas, es importante contextualizar la experiencia latinoamericana en su justa medida dependiendo de la condición particular de cada país. La existencia de directivas de Gobierno Abierto si bien entregan inspiración y lineamientos posibles, responden a contextos particulares de cada país o agrupación común de ellos previa identificación de las particularidades de cada cual. Asumir a rajatabla todas las directivas y lineamientos como un dogma, sin racionalidad y únicamente por cumplir o por que “es lo que se viene”, puede ser incluso mas dañino entre otras cosas por el clásico incumplimiento de expectativas ciudadanas.

De ningún modo es un llamado a la resta, a dejar de hacer o a limitar las futuras iniciativas que esperamos que sigan floreciendo, únicamente es un llamado a dar contexto para lograr que estas iniciativas sean exitosas y se expandan por toda América, en una nueva ola de libertad, de esa que hacia latir los corazones hace doscientos años.

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