La magnitud de la crisis

Esta ha sido una de las semanas más largas que nos ha tocado vivir.
En cada minuto se profundizaba el descontrol, el caos y el desgobierno. La imagen del presidente comiendo pizza pensábamos que podía ser la peor, en cuanto a lograr dimensionar la magnitud del problema en sus primeras horas. Pero no fue así. De un torniquete pasamos a la red de metro violentada, a suspensión de derechos constitucionales por intentar lograr el orden y muertes, varias, incluido un curicano, a pesar de que Curicó mantuvo su estado constitucional usual. ¿Todo por 30 pesos? ¿El torniquete más caro de la historia? Claro que no. Movilizaciones históricas se han mantenido toda la semana.
Ahora el presidente pide perdón. Los ministros piden perdón. Los diputados piden perdón. Los senadores piden perdón. Por cierto, como ha sido la tónica hace décadas en los tiempos de deshonor en la República, luego de pedir perdón nadie renuncia.

En el fuero interno del lector racional, muy posiblemente pasó la idea de que algo así pasaría algún día. Es que luego de un estado de lenidad permanente, donde los mayores castigos son “vida de oración y penitencia” o “cursos de ética”, sumado al abuso de todo tipo de servicios y fragilidad en todos los ámbitos críticos del vivir, la olla a presión tenía que reventar en algún momento.

A mi juicio los responsables centrales de esto son quienes, según esa entelequia en escombros llamada Contrato Social, reciben cifras mensuales millonarias por procesar los conflictos del devenir a través de dietas. En efecto, el Congreso Nacional, a través de los diputados y senadores debe hacerse cargo ahora de décadas de superficialidad, banalidad, de relaciones incestuosas entre política y dinero, de endogamias intercámara y por cierto de un alto grado de irrelevancia, inefectividad e ineptitud.

Pero como el lector entenderá, este problema no se aloja en Valparaíso únicamente. La construcción de un diputado o de un senador comienza en cada distrito, en cada circunscripción. Los que tenemos hoy, nosotros los pusimos allí por acción, por omisión o desinterés. Y sin duda los concejales, alcaldes y partidos políticos fueron también responsables en esto en cada comuna. Las tortas, las camisetas del club, los lentes de regalo, los arito-perla, las rosa del día de la madre, la leña, las cajas con mercadería y los pagos de servicios, reemplazaron la deliberación, la conversación y el juicio racional de los ciudadanos. Los buenos candidatos no ganan en el Maule, pero a cambio de eso tenemos referentes nacionales para solicitar corbata a colegas y por cierto, congresistas siempre dispuestos a legislar para lograr institucionalizar asuntos clave como el día nacional de la toalla. Curicó tuvo responsabilidad en esto. El Maule, nuevamente, tuvo también responsabilidad en esto.

Quiero remarcar el punto inicial, de dimensionar la magnitud de esta crisis.
Se acabó el tiempo de selfis y cuecas. El quequito con la abuelita. El baile del koala.
Ese mensaje en Santiago se entendió pronto. En regiones, a nuestros congresistas se les cayó internet el fin de semana. Los más perdidos aún están pensando en reelegirse, en que están en campaña, como si nada hubiera cambiado, como si fuese inicio de mes y no estuviese todo en discusión.

¿Habrá elecciones en 2020? ¿Habrá siquiera congreso en 2020?
Depende de lo que pase en adelante. Si el futuro antes era incierto, hoy es 100 veces más incierto y el presente 100 veces más complejo, minuto a minuto. Es lamentable que, para quienes gustaban de soluciones rápidas, simples y baratas, ojalá con telefonazo, el escenario sea este. ¿Dejaremos que sea ese mismo grupo que no logró prevenir esto con acciones, el que intente repararlo ahora?. En efecto, esto los excede plenamente. Dios nos pille confesados.

Consistente con el lema patrio, a la fuerza cambió la agenda completa del país; partiendo por el saludo a la bandera que significó volver a la tarifa anterior de transporte.
¿Legislar un domingo? Si, en vista de la profundidad de la crisis, incluso legislar un domingo.
En la comarca el impacto no fue muy distinto. Toda la semana Curicó ha visto manifestaciones multitudinarias. Más allá de los conteos a la baja por la Gobernación, las imágenes están ahí: apoyo desde la ciudadanía a un proceso que, como una alerta más, nos recuerda la dimensión nacional de la crisis. Esto aumentó luego del asesinato de José Manuel Uribe, símbolo de la violencia estatal en una ciudad que ni siquiera estaba bajo Estado de Excepción Constitucional. Símbolo también de los resultados de justicia, que el padre de José Manuel ya presiente.

Hoy la frase “Chile cambió” es más que un lugar común. Con este coscacho nacional, olvidamos un hito histórico para Curicó, que recibió a varias visitas ilustres, como el broche de una era y el inicio de otra. La semana donde el profesor Maza nos invitó a reflexionar acerca de la responsabilidad que nos cabe siendo polvo de estrellas; y donde el profesor Maturana nos instó a ver en el otro un legítimo otro. ¿Cómo transformamos este momento crítico en oportunidad para lograr en adelante una mejor ciudad o mejor país? Esto no dependerá de alienígenas, sino del esfuerzo consciente de cada uno de nosotros.


Columna en Diario La Prensa.

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