El maldito libro de Farmacias Cruz Verde

Acabo de comprar un antiinflamatorio. Se me ocurrió pasar a Farmacia Cruz Verde, que queda camino a mi trabajo. Quería un simple y genérico Ibuprofeno de Laboratorio Chile (menos de CLP$1000~USD$2) y salí con un Pyriped (sobre CLP$2.000~USD$4).
Aquí la historia.

Ayer luego de un rato de entrenar en mis rollers, me dolió la espalda, por lo que me dispuse a comprar un antiinflamatorio. Con ese objetivo llegué hasta una farmacia Cruz Verde ubicada cerca de mi trabajo en pleno Paseo Bulnes. Le pedí antiinflamatorio y aun viendo en su pantalla, me ofreció uno “el más barato” llamado Pyriped. Con la duda razonable, luego de comprar el medicamento le pedí el libro de precios, advirtiendo una serie de barreras de acceso, orden y voluntad al momento de disponer de información para los clientes. Los tipos cumplen, pero me parece que el cómo cumplir también es importante.

A leyes absurdas, absurdos cumplimientos.
Sabiendo que después de la colusión de las farmafias, notable episodio del libremercado competitivo chileno, se definió disponer de los libros de precios de los medicamentos, con mi postura ya clásica de consumidor activo le pedí el libro.

Accesibilidad y sentido
Obviamente el libro estaba al final de la tienda, en el lugar más alejado de los clientes. Era de color verde, igual que el mostrador que lo sostenía y era mantenido boca abajo para no ver el título, no vaya a ser que por casualidad sea muy visible. Estaba encadenado —literalmente cadena y candado— al mostrador y entre el cliente y mostrador había un computador que era la guinda de la torta de los bloqueantes para poder consultar los precios.

Gracias a mi altura sobre el promedio y persistencia pude leer el maldito libro ya que para su malestar le saqué la cadena —que terminaba en un candado…— lo que me dió 10 centímetros de ventaja. El maldito libro estoy seguro que nunca ha podido ser consultado por alguien de tercera edad, primero por largo de brazos, segundo por altura y tercero, broche de oro, por el tamaño de la letra. Pagué un evidente sobreprecio cercano a 4 veces el valor del más barato según lo que pude ver en el libro y no sabré nunca si realmente tenían el que me negaron y aparecía en el libro.

Pero ellos “cumplen”.

La señorita luego de ser interpelada por mi, me dijo que era para que el cliente estuviese más cómodo, por eso estaba en un lugar alejado y escondido. Francamente un absurdo.

Imagen del libro de Salco Brand

Comparación de moneda y datos
Farmacia SalcoBrand

Maldito orden
Además de ser un listado ilegible y prácticamente inconsultable, tiene problema de orden.
Los productos están en el libro: si, pero de qué sirve tener un montón de medicamentos ordenados alfabéticamente si lo que se requiere es analizar por comparación de costo?.
Es absurdo, teniendo en mente lo anterior, ordenar medicamentos por nombre comercial. ¿Es que “Dipirona” debe asociarse con “Donnasept” si lo que busco son afines a Dipirona?, me parece que la lógica básica es poder ordenar un libro de forma de tener productos asociados por tipo para poder elegir el más barato. ¿De qué me sirve consultar un precio en el libro que puedo pedir al mismo vendedor?.

Ok, el sentido era tener el precio, podrán decir algunos. Entonces agreguemos la comparación en las hojas siguientes del libro, de modo de agrupar por tipos de productos: si quiero un antiinflamatorio, lístame todos los antiinflamatorios, joder!, no es tan difícil!.

Ahora cabe preguntarse, ¿es que nuestros creativos legisladores no han notado esta situación?, ¿la tuvieron en cuenta antes de legislar?, ¿pensaron en que quienes más compran medicamentos son justamente personas de la tercera edad que no podrán acceder ni menos leer los libros?.

OpenData
Los medicamentos están ahí, en el libro, de acceso público en donde puedo ir y anotar los precios de algunos medicamentos. De eso a tener todos los medicamentos hay un paso. En la web de Cruz Verde disponen del clásico Vademecum pero no de la tabla con la que el buscador funciona. El libro está en formato de tablas también.
¿Por qué no dejar abierto el acceso a la tabla de precios de la farmacia?, ¿por qué no abrir esta tabla en todas las farmacias?, ¿cuál es el temor?.

Para finalizar: El consumidor elige. Si, pero.
Aquí no desconozco el error que cometí: yo compré el medicamento sin una pistola en el pecho. El punto que parece ser verdadero, desconoce la importancia de la naturaleza del producto/servicio. No es lo mismo cotizar el precio de una clínica a minutos de dar a luz que antes de comprar un kilo de clavos. El punto es que teniendo algo que afecta la salud —dolor de espalda en mi caso— habría pagado probablemente eso y más por lograr mejor salud, fuente para aprovecharse de los clientes sobre todo de quienes más necesitan los productos. Es ese punto, el de la naturaleza del negocio, el de la salud, que no da lo mismo lo que aquí pase. ¿El yoghurt está muy caro? vamos a otro local!, distinto es cuando se trata de la salud.

Puede ser un título algo injusto. No por que sea falso o por que el libro de Cruz Verde “vale callampa”, sino por que ya me había tocado ver uno de estos libros en un céntrico local de Farmacias SalcoBrand, donde el listado tenía impresos los productos en letras aun más pequeñas y ya no conforme con ponerlo encadenado con un mesón bloqueando, el libro estába en altura. Muy honorable, por cierto.

The chilean way.

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