Ya luego de lo que expuso Nibaldo Mosciatti poco me queda por decir. Pueden verlo acá.
Me interesa profundizar un tema que considero necesario abordar, porque ya pasó y seguirá pasando en una sociedad en donde las redes están más lubricadas que nunca y por lo mismo, el temor en algunos comienza a abrirse paso con mayor velocidad de la que tenían pensada.
Rol público, obligaciones públicas, exposición pública y transparencia.
Ya está llegando a un nivel absurdo el asunto de la no-responsabilidad ante decisiones que afectan lo público. Tal como en un fusilamiento, se ha expuesto como negativo el dar a conocer quiénes y datos de quienes votarán por aprobar o rechazar esta iniciativa. Es cierto, existe presión sobre la decisión y está excelente que así sea: cada decisión en lo público debiese ser fuente de presión al saber que lo que se está decidiendo no afecta únicamente a quien decide sino a un colectivo que entrega la decisión de forma indirecta —vía presidente de la república en este caso— a seremis por ejemplo.
Foto desde El Repuertero
Que un sitio web haya reunido la información de cada votante, la que cualquier hijo de vecino puede encontrar expuesta en los diferentes portales de las representaciones gubernamentales locales, con datos encontrables también en cualquier guía telefónica, me parece absolutamente válido e incluso necesario en vista de lo que están decidiendo y, reitero, ante un rol público que asumieron cuando firmaron su contrato. No solo de dulce está compuesta la labor pública en regiones (flashes, caminatas con los agentes del reyno, medios, proyección para futuras elecciones, salario más que sobre el promedio…, prebendas del cargo, pisco sour y carpaccio) sino también de lo que imagino algunos considerarán de agraz (decidir poniendo el nombre en juego, impactar realmente desde su cargo, cumplir metas y objetivos, etc.).
Me alegra ver cómo la ciudadanía se hace cargo, tomando realmente como una responsabilidad esa propia ciudadanía y no dejando sólo para las elecciones su preocupación acerca del presente y futuro. Por eso mismo me extraña el comportamiento que en lo público se da de asuntos que son estrictamente públicos. Este no es un negocio privado en donde puedo mantener cartas bajo la mesa. Tanto es así que desde el interior de la propia institucionalidad se reconoce como una necesidad al exponer la información de sus representantes en los sitios gubernamentales ya mencionados.
Este asunto me recuerda a cuando aquella ex intendenta y su presidente de partido discutían acerca de uso de grabadoras en reuniones de convocatoria pública: si representas intereses públicos, que afectan fondos y acciones públicas, qué problema hay en que tu agenda sea pública, tu salario sea público y todo lo que dices relacionado a tu rol sea público?, Cuál es el temor?, o es que el interés por hacer público algo se define a la medida del que usa el rol?
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