Que habrá cambio de hora, que no habrá cambio de hora, que veremos que tal resulta o que sólo será durante el invierno han sido algunas de las opciones que se han manejado respecto al cambio de horario. Ya muchos se enfrentaron a esta situación en sus propios equipos. Y es que en un mundo en donde las tecnologías de información están presente en cada acción, en cada decisión de cambio de escenario debe tenerse en cuenta esta dimensión como factor a tomar en cuenta. El Colegio de Ingenieros de Chile a través del Consejo de la Especialidad Computación e Informática teniendo esto en cuenta ha reflexionado en torno a este tema, lo que comparto acá.
Sr. bi-ministro de minería y energía, Laurence Golborne
Sr. secretario ejecutivo de estrategia digital, Alfredo Barriga
Con mucha preocupación hemos visto como se ha desarrollado y manejado durante los últimos meses el tema de cambio de hora en el gobierno, como una forma de ahorro de energía y mejora en la calidad de vida de los ciudadanos.
Al respecto, como profesionales del área Computación e Informática agrupados en el Colegio de Ingenieros de Chile A.G., creemos pertinente expresar al gobierno lo que creemos es una ausencia de preocupación o bien desinformación grave en lo que respecta a los efectos que produce en los sistemas computacionales el re-agendar el cambio de hora a horario de invierno con la frecuencia y poca anticipación que se ha venido haciendo hasta el momento.
Si bien somos conscientes de la necesidad de ahorro de energía y de la búsqueda de matrices energéticas eficientes y limpias para el país, además que compartimos la visión que las tecnologías están al servicio de las personas y no al revés, no es menos cierto que éstas no son capaces de anticiparse a los cambios de planificación que los gobiernos y personas realizan, generando por sí solas los cambios requeridos en sus líneas de código o configuraciones, para lograr cumplir con las modificaciones en las fechas de cambio de horario que el gobierno ha dispuesto durante las últimas semanas. Es necesaria la intervención de los profesionales del rubro para que implementen las modificaciones a tiempo, para así lograr producir el menor impacto posible en los usuarios finales.
En la sociedad moderna de hoy, en que los computadores tienen una ubicuidad indiscutible, es casi imposible no encontrar lugares o artefactos donde esté presente la computación (en el funcionamiento de los vehículos, en el metro, en los teléfonos inteligentes, en las salas de clases, en las agendas electrónicas, en las centrales nucleares, etc.) y por tanto desde muy temprana edad nuestros ciudadanos pasan a ser “usuarios” de complejos sistemas informáticos que buscan alivianarnos la vida, generando sin embargo una dependencia muy fuerte con la tecnología.
En la búsqueda de mejoras energéticas el gobierno ha descuidado gravemente, con sus decisiones y planes pilotos, lo que ha llegado a ser nuestra infraestructura más crítica hoy en día: nuestros sistemas computacionales. Es necesario que el gobierno y la ciudadanía hagan un esfuerzo en entender las implicancias y costos que significan para el país los re-agendamiento de fecha del cambio de hora a nivel de la administración de los sistemas y aplicaciones, más aún cuando estos cambios se hacen con tan poca anticipación y oficializándolos tan tardíamente. Es cierto que las grandes empresas de de sistemas operativos y aplicaciones (Microsoft, Apple, Oracle, SAP, IBM, distribuciones Linux, etc.) pueden y hacen los ajustes necesarios para que los sistemas se vean impactados al mínimo, pero éstos cambios toman tiempo y luego deben ser distribuidos para que los administradores de sistemas y aplicaciones los prueben en ambientes de test antes de aplicarlos en ambientes productivos: ¿creen de verdad que un Banco Chile, Cencosud, D&S, Chilectra, por nombrar a algunas empresas, se arriesgarían a no probar sus sistemas frente a cambios “no programados”? La respuesta es: ¡esperamos que no!
El país requiere medidas eficientes y robustas para superar los problemas energéticos, es cierto; pero necesita además que las soluciones estén a la altura de los desafíos que la sociedad tecnológica de hoy exige. Los impactos y daños colaterales deben ser analizados, anticipados y evitados para poder decir que estamos siendo eficientes y eficaces en las medidas propuestas: No somos capaces de hacerlo con 1 o incluso 2 semanas de anticipación, se requiere más tiempo y dedicación (energía+costos) para lograrlo.
Alfredo Díaz Puentes
Presidente Consejo, Especialidad Computación e Informática
Colegio de Ingenieros de Chile A.G.
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