Falacia en 140 caracteres

Aclaración previa: hago la declaración de conciencia de validación-de-existencia al hablar de este tema, que si bien irrelevante, podría marcar precedencia.

A raíz del evento #140scl donde “los usuarios chilenos mejor conectados en Twitter”, aparece esta reflexión que me gustaría compartir, con fines académicos, sociales y culturales. El 140 además de ser una cantidad simbólica de twitter -por la cantidad de caracteres por tuit- para este evento representa la cantidad de invitados, lo que abrió la caja de pandora.

Que una empresa de telecomunicaciones privada y con fines de lucro invite a un evento, podría darnos pistas del trasfondo del mismo o de sus objetivos a mediano plazo. No creo que el objetivo sea una campaña para evitar una matanza de ballenas o algo por el estilo. No free lunch. Cualquiera sea el caso, me parece totalmente válido que una empresa quiera juntar a un grupo de invitados -140 o el número que sea- en base a parámetros definidos por ella misma, por lo demás, no será la primera vez que como tal una empresa lo realice.

Conozco y respeto a algunos de los invitados que aceptaron asistir. Conozco y respeto también a quienes a pesar de haber sido invitados se negaron a participar (en particular para esta invitación, si me hubiese llegado, no la habría aceptado). Ambas decisiones me parecen válidas en un espacio de libertad. Lo que no me parece del todo estricto y más aún, una invitación a errores conceptuales de presente y futuro, es el temita de las conexiones, referentes e influencia. Desde ya induce a error la declaración limitante de 140, que ha sido validada –y quizá ideada– por una entidad que de nombre suena en la web (Betazeta Networks).

La convocatoria
Al momento de realizar la convocatoria, se elige primero a los convocantes por parte de la organización del evento. Para una locación geográfica en la que se enmarca la convocatoria –Chile– se debieron tomar en cuenta una serie de parámetros o indicadores de interés (de consenso o arbitrarios). Por ser un evento financiado por una entidad privada con fines de lucro, imagino que con cierto objetivo arbitrario. El primer error entonces es el de arrogarse la búsqueda en un espacio geográfico totalmente cubierto por quienes buscan. Pero bueno, asumamos que la máquina de incontrarrestable potencia tiene a todos y cada uno de los usuarios de twitter a nivel nacional. De esta población, Chile completo supuestamente, ahora tendremos que elegir a 140 individuos que sean los más influyentes. Para esto, tendremos que develar la siguiente pregunta ¿cómo sabemos quiénes son los influyentes?

Situándonos en el papel de la máquina no-pensante, la primera intuición es la de definir indicadores o tomar los que la API de Twitter provee. Seguidores, cantidad de veces marcado como favorito, retwitteos, seguidos u otros pueden ser algunos de estos indicadores.

Desmitificando a los seguidores
Los followers o seguidores pueden ser un indicador posible. Esto corresponde a todos los usuarios que nos siguen y que “leen” lo que publicamos. Es relativamente simple descartar como un indicador válido para asumir influencia en terceros. Sabemos que existen maquinitas que permiten aumentar ostensiblemente la cantidad de followers que tenemos. Desconozco si los invitados hayan inflado este indicador, pero en todo caso es culpa de quien les de el afrecho en caso de existir mentirosillos entre los asistentes. En un sentido de pureza del indicador, podríamos pensar en que parte del total, gusta seguir cierto tipo de tuiteros, pero este indicador se ensucia con sitios de bots, seguidores por curiosidad o porque incluso alguien cliqueó mal el botón seguir.

Los reparos anteriores podemos proyectarlos por ejemplo a los marcados como favoritos, que simplemente declaran un particular interés por un tuit, frecuentemente acompañado de un link, en donde el tuitero no necesariamente es el valor en sí, sino el enlace que el tercer secreto de Fátima le entregó antes que a sus pares (o que de plano copió de sus pares…). Lo de favoritos a su vez puede es un preludio a los retuits, en donde nuevamente lo realmente importante puede ser no quien lo diga, sino la referencia temporal contextual del momento.

Hemos visto como algunos indicadores van dando forma al vapor que algunos de nuestros media-experts echan mano, pero seamos sinceros chicos, vender no lo es todo.

En mi timeline hay algunos tuiteros que en su humildad frugal y aportes reconozco una evidente superioridad en cuanto a lo de influyentes, lo que da otra perspectiva a la influencia: además de ser una construcción, es subjetiva, esto sifnifica que depende del observador. El bot de IEEE o de WIRED puede ser para mi mil veces más influyente que el de YINGO, pero esto llama a la palabra ingenieril por naturaleza: DEPENDE.
DEPENDE. Depende que quisiera la empresa de telecomunicaciones. Depende que quisiera la red de comunidades.

Hoy, fue interesante ver como los 140 cupos no se llenaron y se utilizó la “estrategia” de sorteo por aquellos cupos. Dio la opción de abrir nuevas preguntas: ¿los “influyentes” son menos de 140 personas?, ¿se puede sortear la influencia?, ¿cumple el objetivo invitar a no contemplados antes versus hacer un evento abierto?, ¿qué opina la gente en Twitter ?, ¿le hará bien a la marca esto?.

No se(nos) inquieten(mos) por no haber recibido una invitación.

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