Durante la semana pasada estuve junto con Pame en Argentina. No la conocía presencialmente, a pesar de tener varios cercanos y conocidos allí.
El domingo luego de rogar que el Paso Internacional Los Libertadores que se encuentra en la Cordillera de los Andes que limita naturalmente Argentina y Chile, no fuese cerrado, pudimos pasar en el último lugar de la fila antes de que este cerrara.
Mendoza fue el lugar de destino esta vez. A pesar de fuentes cercanas que indicaban la conveniencia de precios en alimentación, alojamiento y en definitiva, costo de la vida en general, noté que no era tanto como señalaban. Tampoco noté desabastecimiento o evidentes problemas sociales de los que comúnmente los taxistas o remiseros comienzan a hablar a medida que los metros avanzan. Pudimos ver eso si cuando la acción de Cobos empezó a cobrar las primeras víctimas en lo que parecía una acción de aislamiento hacia el que muchos amaron y odiaron un día.
Me impresionó los precios de la energía y el uso intensivo del gas natural tanto residencial como en medios de transporte. Recomiendo altamente que compren la tarjeta Red Bus (AR$3, cerca de CL$600) que es como una Tarjeta BIP, con la que podrán conocer en trolebuses mendoza a costos bajísimos (AR$1.10, cerca de CL$200). Como no lo sabíamos, hicimos varios kung-fu caminando por la ciudad.
También me impresionó la sequedad de la pampa y como han logrado inteligentemente utilizar los escasos recursos hídricos para lograr una ciudad con inmensos parques y hasta un bosque artificial.
Lugares como el Parque San Martín, las plazas que aparecen por todos lados, los centros de información turística con gente que realmente hace su pega, hace que sea un gran destino turístico. Por tiempo no visitamos otros destinos recomendados como fábricas de chocolates, rutas de vinos, cueros, centros de ski y centros de deportes extremos.
El regreso fue un poco más lento. Especialmente en la aduana chilena ya que la gran cantidad de turistas y la exhaustiva revisión de policía internacional y SAG hicieron que nos tomáramos unas cuantas horas en espera y revisión de equipaje. Supondré que el vigilar la economía y condiciones sanitarias merece aquella espera.
Ya en Chile, me quedan gratos recuerdos de lo vivido y nuevas amistades que más allá de las fronteras se mantendrán. Paseando por fuera de nuestro Cerro Condell, la Alameda Manso de Velasco y la Plaza de Armas, puedo notar que además de una riqueza enorme en lo que tenemos, hemos sido bien flojos en sacarle mayor provecho en todo sentido pero sobre todo el turístico. En fin, supongo que cuando las veredas y tapar hoyos dejen de ser la principal preocupación de inversión de las autoridades municipales, comenzaremos a avanzar y a tomarnos en serio como una ciudad turística. Que decir de plantearse de verdad ser ciudad universitaria.
La macrozona del Maule-Mendoza también es otra conversación pendiente. Teniendo un paso fronterizo en frente y playas más cercanas que las del Atlántico, el borde costero tampoco se ha convertido en una oferta destacada como se debe. En fin, son oportunidades que en algún momento tendremos que atrevernos a tomar.
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– Fotos del viaje
– Diario Mendoza Online
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