Amigos, me gustaría compartir con ustedes y, especialmente con la Pame, un relato que encontré de Humberto Maturana, en donde nos habla de la Biología del Amor. A su vez, invito a que lo lean quienes están en la discusión acerca del ‘ama al prójimo como a ti mismo’.
“El lenguaje es un modo de vivir juntos en el flujo de las coordinaciones recurrentes de nuestras acciones. Es nuestra vida en el lenguaje lo que nos hace humanos. Dado el tipo particular de primates bípedos que somos, el lenguaje nos hace humanos.
Hacemos cosas con nuestros cuerpos (incluyendo el sistema nervioso), y fluimos en el lenguaje en nuestras interacciones diarias. La estructura de nuestros cuerpos cambian según nuestro modo de fluir en el lenguaje (basta mirar la ampliación en el tamaño del cerebro que significó el uso del lenguaje en nuestros primeros antepasados). Nada de lo que hacemos en el lenguaje es irrelevante, porque nos transformamos en nuestros cuerpos según lo que hacemos en el lenguaje, y hacemos en nuestro lenguaje según lo que se transforma en nuestros cuerpos.
A medida que el niño aprende a usar el lenguaje, crea con otros diferentes modos de vida, dado los diferentes hechos en los que participa; y llega a ser en su cuerpo según el uso del lenguaje en el cual crece. Como resultado, cuando adulto, crea el mundo que vive como una expansión del mundo que creó cuando niño.
Los seres humanos existimos también en el flujo de nuestras emociones. Cuando distinguimos emociones en la vida diaria, distinguimos diferentes tipos de conductas relacionales, y al fluir de una emoción a otra, cambiamos de ciertas conductas a otras.
Cuando se distingue una emoción en un niño, vemos en ella una dinámica corporal (sistema nervioso incluido) que especifica lo que el niño puede o no puede hacer en cualquier momento.
Por ejemplo, el amor es la emoción a través de la cual el otro aparece como un otro legítimo en coexistencia con uno. La agresión es la emoción a través de la cual el otro es negado directa o indirectamente como un legítimo otro en coexistencia con uno. La indiferencia es la emoción a través de la cual el otro no es visto como otro. En la indiferencia, el otro no tiene presencia, y lo que le sucede a él o ella está fuera del dominio de nuestras preocupaciones.
En la interpretación de Maturana, los seres humanos somos seres biológicamente amorosos como un rasgo de nuestra historia evolutiva. El amor ha sido la emoción central conservada en la historia evolutiva que nos dio origen desde hace unos cinco a seis millones de años atrás.
Los niños ““también los adultos- se enferman cuando se les priva del amor como la emoción fundamental en la cual transcurre su existencia relacional con otros y con ellos mismos. La carencia afectiva produce niños con trastornos conductuales (ansiedad, agresividad, falta de interés, desmotivación, inseguridad, tristeza, etc.).
El lenguaje, como rasgo cultural, junto con la amorosidad, como rasgo biológico, constituyen el núcleo del modo de vida conservado generación tras generación, que nos definió como seres humanos en nuestra historia evolutiva hace tres o más millones de años.
La biología del amor es la dinámica relacional que origina la calidad de lo humano en la historia de nuestro linaje.
Cuando hablamos implicamos, evocamos o connotamos la biología del amor.
El amor es una emoción, es un modo de vivir juntos, un tipo de conductas relacionales en los sistemas humanos. El amor se produce cuando en nuestra vida e interacción con otros, el otro, no importa quién o qué sea, surge como otro legítimo en coexistencia con nosotros. El amor (el amar) es la emoción que constituye y conserva la vida social.
El amor es el fundamento que torna posible lo que deseamos hacer.”
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La biología del Amor, en Blog y Ciencia
La biología del amor, InTeCo.
AutoHitos de Humberto Maturana
Autopoiesis
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Donde habìa leido eso…? :P
quizas lo dijo alguien antes pero — NO SE PUEDE VIVIR SIN AMOR
No venía en el Código da Vinci?
q hermoso lo q leo!!!!!!!!.ojala el mundo se emparara