Durante la semana pasada pude estar en dos lugares de la Región que me encantan: Curepto (Costa del Pacífico) y Puente Pancho (Pre Cordillera de Los Andes).
Debo agradecer y hacer visibles cosas de ambos viajes. En el primero, que fue placer mezclado con trabajo, debo agradecer la oportunidad de conocer estilos de vida que más tienen de oriental que de occidental. Donde el apego a lo material tiende a cero, por cierto que no hablo de la generalidad de la comuna, sino de ciertos casos que quedaron rondando en mi cabeza y cuestionándome los fines y medios que un mundo globalizado ““según unos dogmaticos neosapiens– exige, más aun si son absolutistas quienes los declaran. Hubo tiempo para conocer el nuevo Puente Mataquito y el Camino Experimental (nombre poco eufemístico) además de aprovechar de estar en la Playa La Trinchera y en la restaurada e histórica Capilla de Huenchullamí.
Fue un gran viaje en donde pude compartir junto a mis padres y con algunos colegas de trabajo -o teletrabajo :p- q quienes no veía hace bastante tiempo. También fue un viaje en donde aparecieron nuevas conversaciones de posibilidades en rubros distintos al tecnológico que intentaré explorar en su momento.
El segundo, netamente turístico-vacacional, fue el paseo que está convirtiéndose poco a poco en una entretenida tradición de Prodeco. Un espacio para recargar baterías y encontrarse con lo natural, dejando de lado por un momento ciertas prácticas tecnológicas que a veces parecen absorver (me). Ciertamente existen algunas comodidades como “calentar agua rápido” con un hervidor que se extrañan, pero poder volver al origen buscando leña por senderos desafiantes en donde cada paso es un nuevo descubrimiento, simplemente para llegar al primer paso ““hacer fuego- es algo que me permite volver a tener presente el valor de la acción, valor de lo sustantivo y en definitiva extraer lo que realmente importa y cuanto cuesta. Que grato es también poder caminar entre cerros, árboles y rocas. Mi espalda también lo agradece :-)
Saludo desde acá a mis socios-compañeros de viaje con quienes compartí momentos memorables que espero que volvamos a repetir pronto. Es una excelente forma de conocer el lado b (c ó d inclusive!) que todos tenemos.
Todo viaje nos regala nuevas enseñanzas que a veces entendemos y otras simplemente nos hacemos los ciegos o no las vemos. Extraje varias lecciones de estos viajes, las que aprecio y agradezco. Agradezco también a mis compañer@s de viaje que de una u otra forma incidieron en aquellas lecciones.
Mi inbox y mis lecturas bloguísticas están llenas. Responderé y leeré en el transcurso del día.
Saludos!
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Me parece eso de las pilas cargadas, ahora se viene el trabajo fuerte.
Nos leemos
Hola =)
Bkn la cordillera poh =P Al menos am me relaja mucho más que playa u otra cosa, antes cuando estaba en el colegio nos ibamos con unos amigos a aislarnos a la cordillera de acá de Talca como por 1 semana. A caminar muchooooooooooooy conocer lugares increibles, era ciertamente reconfortante cuando después de unas cuantas – muchas – horas de caminar llegabas a descansar a lugares increibles como el enladrillado, la laguna del alto, o el valle del venada… =)
Ojalá algún día podamos ir de nuevo!
Saludos!!! y sigue recargando las baterias!!! ^^