El factor Karadima: tensión entre cura y obispo en Curicó

La tensión que representa el título, conceptualmente enfrenta dos posiciones diferenciadas por una distancia vertical, no horizontal, vale decir, la autoridad versus quien debe obediencia. La Iglesia es vertical y, si mi cultura general no me engaña, uno de los votos es el de obediencia. Cabe cuestionarse desde luego el límite de esa obediencia, lo que al parecer el ahora Señor Rafael Villena develó.

A modo de contexto, desde la arquidiósesis de Talca emana un comunicado a medios locales, que rompería un pacto de honor implícito, a raíz de la renuncia del en ese entonces Padre Villena. La comunicación de renuncia habría sido dirigida personalmente al Obispo de Talca, Horacio Valenzuela y él debería haberla enviado directamente a sus superiores. No pasó así, la renuncia -alega Villena- fue filtrada convenientemente por el área de comunicaciones en vez de seguir el camino usual.

La conversación va así:
02 de noviembre: Comunicado de renuncia, por parte de la diósesis de Talca
03 de noviembre: Declaración de Rafael Villena
04 de noviembre: Respuesta a carta de Sr. Villena

Pero hay un pequeño problemilla, otra vez, con la comunidad. En Curicó es valorado el trabajo que el, en ese entonces Padre Villena, realizó durante años incluyendo iniciativas directamente vinculadas a estudiantes universitarios y, actualmente, profesionales que contaron con ese apoyo crucial en momentos de necesidad. La ciudadanía, esa de los González y Pérez -no de los Ariztía o Pérez Mackenna- palpó de primera mano años de trabajo y, en definitiva, acción concreta. Esto, desde luego contrapuesto a la esporádica visitación, que cumple el Obispo. No se si por que eran coetáneos generacionales, pero al menos de lo que veo en redes la molestia es intensa frente a cómo se han desarrollado los hechos vulnerando esta vez derechos esenciales de Villena.

Desde luego, abre el otro enfrentamiento, el que dice relación con la paridad de autoridad en Curicó. No es un misterio que quienes dilapidan recursos públicos con triquiñuelas boletísticas, son los primeros en caminar detrás de virgen que haya -de yeso- en la comparsa diferenciadora por excelencia. Otros, incluso en adulterio, van hasta a caballo. Tal como en los desfiles no hay sillas para todos, en las procesiones las calles son angostas para que todos usen la primera fila. Existe asociación entre ambos conjuntos de autoridades -civiles y eclesiales, incluso policiales y militares- y si bien todo cura se distingue en la comunidad -ropa, estilo de vida, quizá acciones, etc.- sigue teniendo más cercanía hacia abajo que hacia arriba, sobre todo cuando la decisión de vida se nota. Seré más claro, si hay que tomar bando, nuestras autoridades deberían hacerlo por el lado del Obispo, de otro modo, estarían mermando la lógicas verticales en las que subyace su propio rol de representantes.

Al fondo del asunto. Uno de los puntos que alega el Sr. Villena, es el de un desequilibrio a favor del acusante -adulto o adulta, anónimo- sin mediar mayor oportunidad de defensa en un ambiente de justicia eclesiástica. Cabe preguntarse, en el contexto de la súper justicia eclesiástica, si habría sido mejor opción de parte del Padre Villena haber seguido en un proceso eclesiástico, entendiendo que, en el peor de los casos, lo castigarían con una “vida de oración y penitencia” y quizá una anotación en el libro de clase. Y es que nadie en su sano juicio en días como los que vivimos, pensaría que eso de la justicia eclesiástica tiene sentido o sirve realmente como una vía concreta para lograr justicia. Capaz que hasta el tribunal de la ANFP sea más justo, severo, efectivo, ejecutivo y creíble. No queda tan claro, como dice el Papa, eso de que “Dios llora cuando casos así ocurren dentro de la Iglesia”.

Una pregunta importante es ¿Estamos efectivamente ante un Osorno II? Depende.
Depende por una parte de la acción de la comunidad organizada y, por otra, de la salida que tome la Iglesia frente a este caso. Una puerta posible es la de que una instancia superior -¿Ezzati?- llame al Sr. Villena a reconsiderar su decisión y abrir una investigación. Las opciones son pocas: si es inocente -lo que toda la comunidad afirma- todo bien. Si es culpable, no pasará mucho.

Hasta aquí no he tocado la opción sensible: ¿y si el denunciante tuviera razón?. Asumiendo que el o la denunciante existe -primer supuesto importante- tras ver el nivel de efectividad del sistema de justicia eclesial, el pie en el que se encuentra la Iglesia en el mundo y quién la encabeza en el Maule, podríamos concluir que quien denuncia 1) tiene problemas de información, 2) es muy cercano a la iglesia o 3) definitivamente no asume que detrás de un eventual abuso de este estilo, el camino racional es el de los martillos y no el de las cruces. Valenzuela tira un par de pistas que hacen pensar que Villena al menos debería tener claro de quién se trata: esto viene desde hace 10 años y durante el último tiempo debería de haberse avecindado en Santiago (DLP, P.4).

No deja de sorprender eso si, para quienes hayan seguido el caso Karadima, el proceder diametralmente opuesto seguido por una diósesis dirigida por uno de sus discipulos. Cabe recordar que el Obispo Horacio Valenzuela envió cartas directas al Vaticano, defendiendo al ya conocido Padre Karadima, en su condición de discipulo al igual que el Obispo de Linares, Tomislav Koljatic. En palabras de Juan Carlos Cruz, dos de los “monigotes de Karadima”. Vamos que se puede.
Decía que sorprende el proceder diametralmente opuesto, veamos: denunciante inicia proceso interno, no se toma en cuenta versión y se dilata el tiempo en entregar una respuesta que, de no ser por los denunciantes, habría quedado guardada en el baúl del tiempo intentando mantener todo en sigilio. En este caso, denunciante inicia proceso interno, se toma en cuenta la versión, se gatilla el inicio del proceso siguiente y se hace público en comunicado en que ni siquiera era imperativo dar detalles. ¿La Iglesia cambió? ¿Valenzuela cambió?. De todos modos, la reacción de los fieles ha sido similar, como diría el Arquitecto de Matrix: la negación es la respuesta humana más predecible. No habrá respuesta mientras la justicia -pero de la de a deveras- investigue sobre todo el abuso sexual asociado (recordar que las acusaciones son 2: abuso de autoridad y abuso sexual).

La comarca es conservadora. Para ella el límite de lo progresista lo marca la DC y no tiene mayor problema con elegir siempre al menos a un par de ultraderechistas como representantes. Como la comarca es conservadora, este tipo de temas le chocan, sobre todo porque tiene que tomar parte y, en este caso al menos, parece relativamente clara la opción, pero igual le costará. En el caso de Diario La Prensa, tomó la posición que siempre toma.

Ojalá el Obispo, al igual que el heredero de Pedro, no opte nuevamente por irse de cabeza contra “los zurdos”, los “tontos que no siguen la voluntad de Dios” y note que quién abre la caja es él. Ya en su momento se fue de cabeza contra “grupos muy poderosos que dominan magistralmente la opinión pública, ligados a la izquierda política o a la masonería, que manejan gran parte de la prensa y han penetrado de modo significativo, entre otros, el poder judicial” y a su defendido no le fue tan bien como esperaba.

Este sábado será un buen día para comprobar si efectivamente Curicó se convierte en un Osorno II. Con ocasión del Congreso de Familia organizado en el local de Schoenstatt Curicó, estarán desde las 09:30 de este sábado el propio Cardenal Ezzati y el Obispo Valenzuela. Ya de persistente, al buscar en caché de Google, se ve el programa original -modificado ya, obviamente- donde aparece como uno de los expositores el antes Padre Villena. Ya no está en el programa. Veremos el interés de los feligreses y medios para cubrirlo.

Ver para creer.

Más contexto
Las cartas que obispos y sacerdotes leales a Karadima enviaron al Vaticano para exculparlo, Ciper Chile.

“A Tomislav Koljatic y Horacio Valenzuela les digo que no sigan mintiendo”, Diario El Centro.


La obra
Esta escena corresponde a la versión cinematográfica de Ángeles y Demonios. El jovencito va durante toda la obra mostrando algo que no es.

(1958)