Ordenanzas municipales, más allá de las bolsas

Con profuso interés se ha cubierto la ordenanza municipal aprobada en Punta Arenas y que aborda el problema de las “bolsas de polietileno o de cualquier polímero plástico”, y la utilización y entrega de las mismas al público, en todo local comercial de la ciudad, con multas entre 1,5 y 5 unidades tributarias mensuales (entre 60 mil y 200 mil pesos).

Pues bien, no faltarán los concejales y alcaldes que, ávidos de cámara, pidan la copia para ser la segunda, tercera o cuarta ciudad, entendiendo como el chiste de don Otto, que lo importante aquí es la eliminación de las bolsas plásticas y no la capacidad que tienen los municipios de generar cambios que impactan de forma notable a una comuna.

Las ordenanzas clásicas son orientadas usualmente a regular ámbitos de cobros locales (valor de patentes, cementerios, etc.) y prohibiciones varias (bolsas, de instalación de comercio ambulante, uso de leña, barrios rojos, máquinas “de azar”, etc.). Por cierto, son sólo dos de los ámbitos cubiertos por este tipo de instrumentos que usualmente se subestiman o por desconocimiento o por falta de creatividad. (Para quienes quieran visualizar las ordenanzas este mapa creado por la BCN es ideal)

Marco este apartado como de falta de creatividad, ya que el caso de Punta Arenas muestra que a nivel local un municipio puede marcar una regla a nivel de afectar la vida completa de la ciudad, entonces, ¿por qué esperar por ejemplo a que se generen nuevas leyes de transparencia que aborden por ejemplo la agenda de alcalde y concejales? Si un concejo expone esto como futuro compromiso refrendado por una ordenanza, no deberemos esperar años por ver una información que debiese ser pública.

Qué decir de iniciativas de promoción de participación ciudadana o de co-gobierno.
Nada limita a abrir canales de participación en donde la ciudadanía pueda participar levantando proyectos colaborativamente con otros ciudadanos o con el mismo municipio, generando así un portafolio de proyectos listos para ser postulados cuando existan los recursos. Y esto no para. Ordenamiento local, calles, pintura, fijación de estándares, en fin, larga lista de temas susceptibles de mejorar sin necesidad de escudarse en un “es que nos falta marco legal para hacerlo”. No planteo abusar de esta herramienta, simplemente usarla más allá del cobro y garrote.

No nos quedemos con la noticia de las bolsas -que por cierto en países OCDE de verdad no son novedad- quedémonos con la potencialidad existente de regular aspectos clave para el desarrollo de las comunas y cómo la usamos.

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