No votaré

Mañana se realiza la primera elección primaria legal presidencial en Chile. En nuestro intento permanente por ser el émulo sin par, ahora nos sorprenderán con una histriónica cuota de preocupación, interés y compromiso con Chile.
Pues bien, no votaré.

Las Alamedas han sentido las pisadas de miles de chilenos que han puesto sobre la mesa el abanico de intereses que no interesan, que no han sido prioritarios, presionando a través del último recurso a ser oídos por el aparato político pagado nacional. La república ya no funciona. Todo termina en el poder judicial luego del desdén de la cascada descendente de ejecutivo y legislativo. ¿Han notado que las grandes decisiones se están tomando/definiendo en tribunales?.

Pero si. Ahora les dió a todos por entender. Un súbito evento logró enseñar el porqué de la inquietud. Ahora habrá afiche con muchas manos, videos con cientos de personas luchando y en primera línea, llevando la pancarta, el candidato de turno.
Estoy con la misma sensación de cuando aparece la slide de “el mundo cambió”. De ahí en adelante -obviedad mediante- nada bueno puede venir.
Es ondero.
Pega.
Somos “cachilupi” y ganar será “papaya”.

(Si ahora hasta las empresas de telecomunicaciones -si, las de los contratos abusivos, de contratos incumplidos, de ambigüedad en neutralidad y control de tráfico- son ciudadanas, de la calle y están por nuestros derechos y libertades. Mientras Sernac hace lo que puede con lo que tiene, el ensarte permanente continúa por las mismas empresas que con puño en alto, nos intentan quitar la idea de servicios en la medida de lo posible.)

Este es el marco fenomenal. Ciudadanos devenidos en consumidores. Desidia generada en base al interés propio. Desde aquí es donde se llama a la esperanza, a la épica, al “es posible”. Si, también emulado del Yes We Can, aun cuando el resultado fue el mismo: no, you can’t. Desde aquí es donde aparece la nueva necesidad de convocar, de validar una representación que no es tal, de seguir con la parodia del artista.

Todo comunica. No decir, también comunica. En el estado de las cosas, donde es más importante una agencia de encuestas que un municipio, me importa comunicar que al menos yo no estaré en el porcentaje de votantes de esta elección. O, al revés, si estaré en esa inmensa mayoría, ese otro lado, que si se cuenta dirá sin decir, hablará sin mediar palabra, mejor que una protesta estática de pie.

En sólo días pudieron generar y aprobar una ley completa. Todos lo vimos. No es la primera vez que lo hacen.
Sorpréndannos: voto para chilenos en el extranjero, cambios constitucionales reales, aborto, eutanasia, etc., tienen temas suficientes como para que los reconozcamos por sus actos y no por promesas desesperadas. Ambas coaliciones tienen suficientes diputados y senadores como para hacer su trabajo. ¿Podrán ser efectivos por algo que le importe al país y no sólo a ustedes mismos?.

Como ustedes, yo también lo hago por Chile.

Bonus track
Al igual que aquella bienvenida donde nos tratan de “respetable público”, nuestro respetado bufón oficial también hizo lo suyo, un llamado a votar tan cierto como aquel saludo circense.

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