El gran virus del Estado

Columna para QuintoPoder.cl

Durante esta semana hemos visto cómo puede afectar en el mundo real un problema computacional, en este caso, en el poder judicial. Esta vez no fue una cola inmensa por un sistema que “se cayó” en algún servicio público o por un “error administrativo de carácter informático” como versó un mítico eufemismo. En este caso, el asunto fue por correos detectados como virus por falta de actualizaciones.

Sólo se paralizó un poder del Estado
Ni más ni menos, el problema generado por el Antivirus McAfee que bloqueaba los correos provocó la suspensión a nivel nacional de las audiencias mientras el problema no se resuelva. Entenderemos la magnitud de lo que esta suspensión significa en un poder ya cuestionado por su velocidad y por cierto, al tiempo/dinero de todos los implicados tanto dentro del poder judicial como usuarios de los cuales podría depender, por ejemplo, su libertad. Nada del otro mundo. Desde luego supondremos que desde las oficinas de McAfee en California estarán haciendo un cheque para compensar el daño provocado a este surrealista territorio.

Qué es eso de los virus
En este caso particular, el de los virus, podríamos preguntarnos acerca de por qué debemos pensar siquiera en virus, teniendo en consideración la existencia de sistemas operativos en donde el propio concepto carece de sentido. Efectivamente, hay sistemas operativos en donde los virus no son tema, entonces cabe preguntarse si el Estado está enterado, o bien, si está dispuesto a tomar acciones ante lo que sabe. Por cierto, parece sugerente que McAfee y sus colegas tengan cierta predilección por desarrollar antivirus para sistemas operativos de Microsoft.

La independencia se quedó en los libros de historia
En la lógica de la “independencia tecnológica” sería esperable que quienes guían las políticas de desarrollo tecnológico del Estado –a.k.a. Estrategia Digital- se tomaran en serio el asunto de minimizar las dependencias o al revés, promover la independencia tecnológica, minimizando la potencial ocurrencia de este tipo de hechos.

Los defensores del software propietario –a la baja, favorablemente- quedan off-side con el discurso de “la garantía del software propietario es que tienes una contraparte a la que puedes exigirle, alguien a quien llamar”, ya que desde luego quienes debieron solucionar el problema no están en California, sino en una oficina de algún departamento de tecnología en el Estado.

Software, libre y de calidad. Gracias.

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