Las listas negras 2.0

Las tecnologías de información y comunicaciones han afectado múltiples áreas del devenir humano. Una de ellas ha sido la forma en la que nos relacionamos individual o grupalmente. Cada efecto suele ser insospechado, pero algo que no dejaremos de mantener será la propia naturaleza humana, es que… somos tan humanos.

Escuchando activamente
De todo el bombo que se le ha dado a las redes sociales (hablaré indistintamente de TW y FB sabiendo que TW no es SN), su masificación y uso puede aportar a mejorar en algunos ámbitos de interés publico. 
Si bien en este mar de millones de tweets al día poco se entiende, es posible ver más allá de lo evidente, pudiendo palpar temas, ideas y conceptos de interés. Que una empresa use las redes sociales, por ejemplo, para entregar un mejor servicio o mejorar sus ofertas, es sano y abre nuevas vías de comunicación a las ya tradicionales, por cierto, corriendo ciertos riesgos identitarios que les pudiesen parecer de algún modo indeseables -no todo lo que se diga de ellas serán halagos- en aquella interacción. Algo muy distinto seria por ejemplo que una compañía por dar vuelta la tortilla, detectara e individualizara a un usuario de un servicio para hacerle bulliying directo, aplicarle alzas de tasas, cobros injustificados, en fin, hacerle la vida imposible, sola o en grupo con otras empresas asociadas. 
Una realidad espeluznante.

Enfoque de relaciones
Esta analogía vista desde la relación Empresa-Cliente, con fondos privados detrás, toma un cariz muy distinto cuando la relación pasa a ser la existente entre el Estado y los Ciudadanos. Cuando el Estado se sube a las redes sociales, metiendo comiuniti manallrs (sub especie de los mediahypersuper-semantic-marketing-web-virals-experts 2.0™) en medio de la burocracia, lo que se esperaría sería lograr sintonía fina, comunicación directa de apoyo o guía en el contexto de un servicio particular, resumiendo, una oportunidad para mejorar una estructura que suele ser lejana y compleja a pesar de estar al servicio de la ciudadanía y bien general.

Listando ciudadanos
Muy distinto es clasificar usuarios y mantenerlos enlistados “en caso de”
Ayer, Fernando Paulsen, periodista chileno, ante una conversación en la que el entrevistado era ni más ni menos que el Ministro del Interior -quien estaba visiblemente incomodo- fue sorprendido con una falacia ad hominem 100% pura, exponiendo una interpretación antojadiza de un tweet del propio periodista acerca de la evacuación de las costas chilenas post terremoto en Japón. Esta bien que cualquier ciudadano de a pie salga con un pastel de este tipo, pero la situación es absolutamente distinta cuando el Ministro del Interior es quien aparece con esta estrategia bajo la manga. Cabe decir que no es la primera vez que hace algo así al verse incapaz de defenderse con un argumento sólido. Concuerdo con la posterior reacción del periodista.

Sin contrapeso
¿Qué podría responder ante algo así un ciudadano cualquiera conociendo la magnitud del desequilibrio de información existente?

Aquí se le toca la oreja no solo a la Libertad de Prensa -por el periodista implicado en si y con todo el derecho de preguntar lo que sea- sino que aun peor, a la propia Libertad de Expresión, algo que al menos en lo personal había pensado que existía en este país que se las da de democrático, republicano y defensor de los derechos individuales de cada ciudadano (si, la Libertad va más allá de lo económico).

¿Quién nos asegura que no se está perfilando a quienes tengan(mos) una opinión desfavorable en una gran lista negra 2.0?. Convengamos que el Ministro desde su sitial de ventaja en cuanto al contrapeso de información también lo tiene en cuanto a la capacidad de acción, teniendo a su cargo las áreas de seguridad e inteligencia. Por si no fui claro, puede asignar presupuesto para hacerlo. He aquí la diferencia clave con la empresa privada: es muy distinto tomar datos y perfilar personas con dinero privado y datos recolectados desde lo privado -incluso “validado socialmente” en DICOM por ejemplo- a hacerlo con dinero público con todos aquellos datos que cada entidad pública maneja cada uno de nosotros. ¿Usted, ilustrado lector, tiene una somera idea de cuántos y cuáles datos maneja el Estado, asociado a su RUT?. Que no se malentienda, la definición de políticas públicas por ejemplo, requiere de información que permita tomar mejores decisiones y para eso imperiosamente se requieren datos. Otra cosa es quién y cómo es usada esa información personal.

Si Paulsen sigue arrinconando al Ministro, éste le habría dicho que tal año dejó de pagar tal o cual impuesto, basado en datos del SII? O quizá que sus notas de básica no fueron tan buenas como se supondría, según lo que averiguó en MINEDUC? O quizá las notas actuales de su hijo? O que se sacó el servicio según DGMN?, o que se pasó un par de discos pare según Carabineros y Registro Civil?. Sabemos que hay un interés superior, en base al que se justifica la existencia de instituciones de inteligencia, no obstante manejar información sin el debido cuidado nos enfrenta a monos con navajas listas a aparecer en cualquier momento. Y ya ha pasado en Chile y otras latitudes, en donde incluso empresas como IBM hicieron su fortuna.

Es de conocimiento público que el gobierno desde la propia Moneda ha dado importancia a mantener de forma profesional o pseudo profesional las redes sociales, con uno que otro traspié (basta ver el TimeLine presidencial) por cierto, llegando incluso a mantener conversaciones con consultoras internacionales de Escucha Activa. Seria ampliamente deseable que fuese trasparentada cada iniciativa que sea implementada con dinero público, para tomarse en serio el supuesto enfoque nuevo, de Gobierno Abierto puro y duro que esperaríamos y no un nuevo gran hermano que nos vigile cada paso. Claramente la invocación al Gobierno Abierto no es con un fin de sentirnos felices de que se haga, sino por que es deber y responsabilidad del Estado mantener esta transparencia al máximo nivel y propender a la apertura de la propia institucionalidad en pos de un mejor servicio. No es que sea deseable, es que es su responsabilidad toda vez que existe dinero público en juego. 

Información es poder. Tanto el Ministro como el Periodista lo sabían. Al periodista se le sorprendió. Imagine su propia sorpresa al enfrentar un hecho de esta naturaleza señor lector de a pie

Imagino en qué lista me agregarán luego de este post.

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