Chile no se hizo en un día

“La Onemi no estaba a la altura. Se había creado hace décadas, pero lo más grave es que ningún gobierno se había preocupado de pensar cómo hacer para Chile una institución que proteja la vida de nuestros compatriotas”
— Rodrigo Hinzpeter al inaugurar la ANPC.

Esta cita textual la realizó el Ministro del Interior chileno luego de inaugurar la que se espera sea una Onemi 2.0 y no solo un cambio de nombre por el de Agencia Nacional de Protección Civil. Me parece interesante la provocación mediática, sobre todo al cumplirse un año del 27F surgiéndome desde luego la interrogante de qué hizo esperar a que tan magra institucionalidad siguiese funcionando en vez de crear esta nueva institucionalidad realmente eficiente, una real nueva forma de Onemi.

Pero no es lo único que me llama la atención de la cita. El cuadro de fondo tiene también a una información que —bendita sea la providencia que casualmente la envía un año después— expone que se contó con teléfonos satelitales que no se utilizaron durante la emergencia por estar en bodega (¿los que eran de prepago?). En esto me detendré. Es del todo injustificable tener equipamiento en desuso ante una tragedia y emergencia de esta magnitud, pero no es más preocupante que no poder mover helicópteros, aviones ni comunicación militar ante cualquier circunstancia. Esta falacia de empate encubierta va al fondo del asunto, en este cuadro casi paradisíaco.
No estamos en el paraíso. Ya llevo viviendo por más de dos décadas en Chile, por lo que sido testigo de que sí hubo pasado antes de marzo del 2010. Por esto, pero más por un compromiso histórico es que puedo afirmar con plena conciencia que muchos chilenos sí se preocuparon de proteger la vida de nuestros compatriotas.

Y siguen haciéndolo.

Es cosa de ver como una institución civil, no gubernamental y puramente ciudadana como Bomberos de Chile le terminó haciendo la pega a varias instituciones con financiamiento permanente, de leyes hechas a la medida, incluso más allá del ejecutivo. Salvaron vidas, funcionaron más allá de shuper teléfonos satelitales y no tuvieron temor ante la decisión de movilizar sus tropas ciudadanas en cada ciudad, como incluso instituciones de las fuerzas armadas lo sintieron.

Esta institución, de ciudadanos de a pié es uno de los ejemplos de que sí existieron instituciones a la altura como para salvar vidas. Afirmar lo contrario es intentar borrar de un plumazo lo que en su momento realizaron Tenderini, del Río Gundián, e incluso los propios padres de la patria poniendo esfuerzos en hacer de la sanidad un asunto de Estado.

No es cierto que este año se haya creado Chile. Esté como esté el país, ha sido una creación de cientos de hombres y generaciones que han puesto esfuerzo y vidas para intentar lograr algo mejor. El punto es que por polaridad, por uno positivo habrá un negativo que equilibre al universo. Luego del terremoto del 60, por ejemplo, durante el gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez, teniendo conciencia de la falta de comunicaciones acordes con la emergencia —suena familiar el argumento, ¿no?— se crea la Empresa Nacional de Telecomunicaciones de Chile, si, ENTEL Chile, empresa estatal la que sería privatizada por hombres visionarios el año 1986. Claro, al momento de privatizar la empresa aquellos visionarios no tuvieron en cuenta su objetivo original y, a pesar de proveer de servicios incluso a las Fuerzas Armadas, pasó a ser una más dentro del mercado de las comunicaciones. Entiendo que si se llega a intentar eliminar de un plumazo la historia con cuñas provocadoras —con complicidad de la mala memoria, por cierto— por un par de teléfonos satelitales, el foco y la preocupación o gran parte de ella estará en las comunicaciones. Interesante esto de las comunicaciones, interesante eso de que la Armada pueda salvar hasta submarinos desde Talcahuano, con cero bajas en su Base Naval y que aun así se hayan perdido vidas de civiles. Para darle una vuelta al menos. El propio Alessandri se preocupó de contar con telecomunicaciones acordes a la necesidad —aun cuando no existían los teléfonos satelitales— que dejó un terremoto aún mayor, lo que me parece un buen intento en pos de “proteger la vida” de los chilenos.

Alessandri no fue el primero ni el último, pero pretender arrogarse cualidades soteriológicas a estas alturas del partido no es más que bordear el guruismo chanteril. Onemis, Agencias nacionales de protección civil, Comités pro salvación en caso de emergencia, Organizaciones de coordinación para emergencias o como quieran ponerle no servirán de nada si lo que se hace es cambiar la placa de la puerta. Con plata se compran huevos, también teléfonos satelitales con plan, redes paralelas de radio, georeferenciación y mapeo completo, boyas de medición, sensores submarinos, en fin, una entidad que realmente pueda servir de algo más que de central telefónica con sala de reuniones para conferencias de prensa. Ahora, ¿quiénes aprueban los presupuestos?.

Entonces, teniendo en mente que Chile no empezó el 2010, teniendo en consideración además que gran parte del establishment endogámico nacional sigue siendo el mismo, me pregunto ¿dónde estabas tú?.

La humildad también es un valor.

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